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Frankie y la boda de Carson McCullers

Publicado por A. Cerra

La escritora Carson McCullers (1917 – 1967) se ha convertido en todo un clásico de la literatura norteamericana. De hecho desde su primera obra con solo 22 años, El corazón es un cazador solitario, ya se convirtió en una autora de éxito. Y esa tendencia siguió con obras posteriores como Reflejos de un ojo dorado o La balada del Café Triste.

Sin embargo, la novela que aquí nos ocupa, Frankie y la boda, no fue uno de sus grandes éxitos en el momento. Pese a que pronto se transformó en una obra de teatro, un musical o una película de cine. Sin embargo, no alcanzó las cotas de popularidad de otras obras de McCullers. Lo cual es bastante contradictorio, ya que con el paso del tiempo, este libro ha pasado a considerarse seguramente su mejor creación y todo un referente en el subgénero de la literatura infantil y juvenil.

¿Qué nos narra la autora? El verano que pasa Frankie, una niña de 12 años, viendo como todo su mundo se desmorona, ya que su querido hermano se va a casar, lo que significa que ella se quedará sola en un pueblo del sur de los Estados Unidos.

Es decir, es una obra que habla del paso de la pubertad, de ese momento tan peculiar en el que se va camino de la adolescencia. Pero se nos muestra desde la perspectiva de una niña huérfana de madre y con un padre que no le presta demasiada atención. Y además de eso, Frankie está más desarrollada de lo habitual para su edad, por lo que no tiene amigos para divertirse como la niña que es. Y al mismo tiempo todavía no ha alcanzado la edad para divertirse como los chicos y chicas más mayores.

O sea, está sola y solo desea huir con su hermano, que tras el viaje de bodas se va a marchar a Alaska. Es como si todos se hubieran confabulado para abandonarla y no le hiciera caso nadie. Pero si que cuenta con alguien para desahogarse y también para aprender. Es la criada negra de la familia, Berenice, la cual se va a convertir en un personaje importante en la narración, al aportarnos (y aportarle a Frankie) una visión del mundo más experimentada y sabia. De este modo, le da lecciones como que cada uno de nosotros está preso de sí mismo.

En definitiva, estamos ante una obra con la que cualquiera puede sentirse identificado, ya que todos, hace mucho tiempo o quizás haga menos, nos hemos podido sentir en algún momento como Frankie, porque al fin y al cabo nos está contando como es el paso de la niñez a la llamado «mundo de los mayores».