Funcionalismo lingüístico
Bajo el concepto de «funcionalismo lingüístico» se agrupan toda una serie de escuelas de análisis lingüistico que, si bien pueden afrontar sus estudios siguiendo modelos bastante diversos, comparten una serie de principios teóricos básicos.
Ese rasgo común a todas las escuelas es la consideración de la lingüística como el estudio de las funciones que desempeñan los elementos, clases y mecanismos que intervienen en la lengua. De esta forma, el funcionalismo asume que todo estudio de la lengua ha de tener, además de un valor descriptivo, una intención explicativa. Asimismo, todos los funcionalistas -que se basan en Ferdinand de Saussure- consideran que la lengua es, principalmente, un instrumento destinado a hacer posible la comunicación.
Bajo esa visión instrumentalista, todos los estudios que forman parte de esta corriente funcionalista intentan responder a la siguiente pregunta: «¿cómo se comunican los usuarios de una determinada lengua?». Hacerse dicha pregunta tiene una serie de consecuencias lógicas; en primer lugar, implica analizar todas y cada una de las estructuras gramaticales y de los elementos lingüísticos que intervienen en un acto de comunicación, tanto juntos como por separado; en segundo lugar, requiere a su vez un análisis de los contextos en los que esos elementos pueden aparecer, es decir, de las distintas situaciones comunicativas. En este sentido el funcionalismo se opone directamente a otras escuelas, como el estructuralismo y el formalismo, que no consideran relevante estudiar el contexto para entender el funcionamiento de las estructuras de la lengua.
Los funcionalistas, en cambio, sí consideran que el contexto tiene consecuencias en el uso de la lengua, y que el uso de elemento, por lo tanto, puede variar en función de la situación contextual en que se dé. Así, el objetivo de los estudios funcionalistas no es tanto el de presentar modelos universales como el entontrar explicaciones al modo en que los hablantes utilizan la lengua. En ese sentido, el análisis funcional es similar al examen de la competencia comunicativa de los hablantes, de su destreza en la codificación y decodificación de mensajes.
Dentro de las escuelas funcionalistas destacan la Escuela de Praga, la Glosemántica de Louis Hjemslev, los análisis gramaticales de André Martinet, la gramática sistémica de Michael Halliday, y la gramática funcional de Simon Dik. También habría que citar como representantes de esta corriente a Thomas Givon, Susumu Kuno, Michael Silverstein, Snadra Thompson, Robert Van Valin, Anna Siewierska e, incluso, Emilio Amarcos Llorach, que si bien introduo elementos del estructuralismo, aplicó una teoría fundamentalmente funcional.