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Cortesía lingüística

Publicado por Aroa Plaza

Handshake and teamwork

En el artículo de hoy vamos a hablar de lo que se conoce como cortesía lingüística. En muchas ocasiones, con el objetivo de no hacer daño al recepto o no crear un problema conflicto decimos las cosas buscando las palabras apropiadas y diciendo cosas que o no son del todo ciertas o restringen información. En ocasiones, esta cortesía parte de la generosidad, el tacto, la modestia, la aprobación, etc. De este modo, la cortesía lingüística impone una serie de límites a la información que aportamos a los demás.

Pongamos un ejemplo para entender mejor lo que es la cortesía lingüística: Pensemos en dos amigas que van de compras y una de ellas se prueba un vestido que no le sienta para nada bien. Cuando le pregunta a su amiga qué tal le queda el vestido, esta podría optar por decirle que le queda fatal, que está horrible, etc.; pero, normalmente, con el fin de no herir los sentimientos de su amiga, le dirá que el color no la favorece o que el vestido no encaja muy bien con su estilo. Este sería un caso claro en el que se hace uso de la cortesía lingüística.

La cortesía lingüística, se trata, por tanto, de un arma que sirve al hombre para evitar conflictos y poder vivir en sociedad. Podemos encontrar dos tipos de estrategias:

1. Cortesía positiva: se produce cuando se desea reforzar la solidaridad con el receptor o receptores. Por ejemplo:

– Mostrando interés por el receptor: Vendrás con sed, ¿quieres beber algo?

– Empleando el mismo tipo de lenguaje que el receptor: Un padre le dice a su hijo: “Este juego mola, eh”.

– Transmitiendo un deseo que comparta con el receptor: Vamos a jugar al fútbol.

2. Cortesía negativa: aquí lo que prima es el respeto a la intimidad y libertad de acción del receptor. Por ejemplo:

– Expresando pesimismo o necesidad: ¿Podría ayudarme a mover este mueble?

– Por deferencia: Me parece que se ha confundido al darme el cambio.

– A modo de disculpa: Sé que no te viene muy bien, pero ¿podríamos vernos mañana?

El uso de la cortesía positiva o negativa depende, en gran medida, del contexto en el que se produzca el acto de comunicación y de la cultura del hablante.

Los estudiosos del tema, Brown y Levinson, han teorizado sobre la importancia de la cortesía lingüística en las relaciones lingüísticas de las personas. Su teoría se apoya fundamentalmente en dos puntos:

1. El primero de ellos es que el individuo emplea la comunicación para conseguir un objetivo o meta.

2. El segundo, está relacionado con la imagen pública que el hablante desea tener. Esta se basa en dos aspectos esencialmente: el deseo de autodeterminación y el de ser aceptado. Es decir, por un lado el individuo no desea recibir imposiciones, pero por otro necesita ser aprobado por el resto.

Por último, señalaremos que tres son los factores sociológicos que marcan el nivel de cortesía que se establece:

1. El poder que tiene el receptor sobre el emisor.

2. La distancia social que exista entre emisor y receptor.

3. El nivel impositivo que se exprese.