Primitivos semánticos
En el artículo de hoy vamos a hablar de los primitivos semánticos. Teniendo en cuenta que las palabras no son entes aislados, sino que son elementos que dependen los unos de los otros; a veces, resulta dificultoso comprender una palabra sin conocer aquellas otras que están relacionadas con ella.
Por ejemplo:
La palabra “rosa” se comprende mejor si se relaciona con las palabras “verde” o “azul”.
La palabra “mediano” se entenderá mejor si se pone en relación con las palabras “pequeño” y “grande”.
Al tener esto en cuenta, el siguiente paso consiste en preguntarnos cómo se organizan estas palabras en nuestro diccionario mental. Podemos plantear dos teorías para tratar de dar una respuesta:
1. La teoría del glóbulo atómico, que explica que las palabras estarían construidas mediante un conjunto de átomos con un significado propio y que a partir de ahí se crearían distintas combinaciones. Como consecuencia, aquellas palabras relacionadas entre sí compartirían átomos.
Los átomos de los que habla esta teoría serían los primitivos semánticos, que se combinarían de distintos modos dependiendo de la lengua que se trate.
Podemos diferenciar dos niveles de átomos o primitivos semánticos:
a) Nivel profundo: donde podemos aislar conceptos de cosas o acontecimientos.
Ejemplos:
Eso es un coche (cosa).
El coche arrancó (acontecimiento).
b) Nivel superficial: donde las palabras se equiparan a piezas de puzzle, que usamos según nos convienen cuando construimos palabras.
Veamos un ejemplo de lo que plantean algunos de los defensores de esta teoría:
– Por ejemplo, Schank realizó un análisis de los primitivos semánticos de los verbos más usados diferenciando entre:
Actos físicos: moverse, ingerir, agarrar.
Actos mentales: Conc (pensar en) y mtrans (transferir información).
Generales: atrans (transferir posesiones)
Esto revela que, por ejemplo, verbos como “comer” o “tragar” comparten el mismo primitivo semántico “ingerir”.
Esta teoría presenta el problema de que los verbos transmiten más información que la que aportan los primitivos semánticos señalados por este autor.
2. La teoría de la red, que indica que las palabras se hallan unidas en una gran red multidimensional, donde cada palabra se une a otras cuantas.
En las asociaciones de palabras podemos ver cuestiones como las siguientes:
– Normalmente se eligen palabras que pertenecen al mismo campo semántico, es decir, al decir “cuchara” pensamos en otras palabras como “tenedor” o “cuchillo”.
– Si la palabra forma pareja con otra, generalmente asociamos la palabra compañera de la primera. Por ejemplo, novio y novia, niño y niña.
– También se establecen asociaciones por el tipo o clase de palabra, esto es, se asocian adjetivos con adjetivos, sustantivos con sustantivos, etc.
Pero esta teoría también presenta algunos problemas; como, por ejemplo, que una palabra pueda tener varias asociaciones dependiendo de si aparece sola o acompañada de otras palabras. Así, la palabra “hormiga” puede asociarse a otros insectos como “escarabajo”, “mosquito”, etc., si va sola; pero, también puede asociarse a cosas pequeñas como “un grano de arena”, “la cabeza de un alfiler”, etc.
Por último, añadir que, aunque estas teorías planteen algunos inconvenientes y no resuelvan de modo absoluto el tema, si tomamos las asociaciones hechas por un conjunto de personas, estas reflejan que se puede confirmar que de algún modo las relaciones semánticas se producen en nuestra mente.