Autores modernistas
Uno de los autores por excelencia del movimiento literario del modernismo, es Rubén Darío y sin sus creaciones esta corriente no podría ni siquiera explicarse.
Rubén Darío (1867-1916) procede de Nicaragua. Su concepto de la dignidad del arte estaba muy cerca del mundo divino como se puede comprobar en uno de sus famosos versos: «¡Torres de Dios, poetas!», por esta razón, considera que cada artista, cada autor, cada creador es el que se encarga de hacer la intepretación del universo y la vida de éste se desarrolla entre el amor por el arte y sublimación del amor carnal.
Pero Rubén Darío no tuvo solo este punto de vista, sino que también se preocupaba por problemas existenciales que le llevaron a crear poemas de una riqueza sentimental y de sinceridad asombrosas.
OBRA DE RUBÉN DARÍO
La primera obra de este autor se titulaba «Azul» y data del año 1888 aunque se completó en el 1890. Esta obra se compone de 24 textos escritos en prosa y un total de 15 poemas.
La prosa consta de poemas, narraciones fantásticas y también realistas.
Con respecto a las creaciones en verso, se puede ver la sensualidad, el color, el sentido de las musicalidad y el ritmo, siendo estas dos últimas las características que llevarán la poesía de España a la influencia de Francia.
En esta obra de Rubén Darío también se puede intuir que ha recibido la influencia de las célebres «Rimas» de Gustavo Adolfo Bécquer, y en la edición realizada en el año 1890 utilizó el motivo indígena llamado «Caupolicán».
En el año 1896, Rubén Darío publicó su obra llamada «Prosas profanas» donde utiliza los versos y los temas modernistas y unifica la poesía, la armonía, la pintura y la música consiguiendo la perfección. Además, en ella se plasma su pasión por el París de Verlaine, el Lejano Oriente y la antigüedad clásica y su preocupación por el destino de la vida.
La obra de Rubén Darío que, sin duda, destaca por ser la más conmovedora es la titulada «Cantos de vida y esperanza» la cual fue escrita después de que viajara a Italia y a Francia en el año 1905. En ella se aparecen la marcha triunfal, la salutación del optimista, las letanías de nuestro señor Don Quijote y la Oda a Roosevelt.
La melancolía personal que siente ante el fracaso que resulta ser la vida la plasmó en su obra llamada «Canción de otoño».
El último poema que compone el conjunto de estas obras se titula «Lo fatal» y cuenta que prefería ser un árbol o una piedra antes que ser un ser humano y sufrir tanto de manera consciente.
Más adelante publicará otro conjunto de poemas como las tituladas: «El canto errante» en el año 1907, «Poema del otoño y otros poemas» en 1910 y en 1914 el «Canto a la Argentina y otros poemas», todas con una característica en común: la exaltación de Hispanoamérica.