El extranjero
En el artículo de hoy de La Guía de la Lengua vas a poder leer el resumen del argumento de la obra titulada «El extranjero», escrita por el autor francés Albert Camus, del que hablamos en un artículo anterior. Si quieres consultar su biografía puedes hacerlo pulsando en el enlace directo que te proporcionamos a continuación:
Pues bien, la obra de la que nos encargamos hoy es «El extranjero», publicada en el año 1937. Sin duda, de todas las obras de Albert Camus, ésta fue la que más se difundió.
La historia de «El extranjero» gira en torno al personaje de Meursault, que es un muchacho joven que representa al típico héroe de lo absurdo, muy común en las obras de Albert Camus basado en ser una persona apartada de la sociedad por la cual no se adapta nunca a ella. Es sincero, ingenuo, honesto y nada hipócrita, razones por las cuales no llega nunca a sentirse cómodo en una sociedad burguesa donde se aparentaba una vida que, en realidad, no se tenía. En conclusión, Meursault es un absurdo (hombre) dentro de lo absurdo (el mundo).
Un día, le llega un telegrama a Meursault en el que se le anuncia que su madre había fallecido. Meursault había tomado la decisión de ingresarla en una residencia de ancianos ya que su relación era prácticamente nula.
Entonces se marcha a su funeral pidiendo unos días de descanso en el trabajo. Cuando está allí, no expresa ninguna fragilidad, ni algo parecido a la tristeza, sino que más bien se siente muy enfadado porque no le está permitido fumar cerca del féretro y molesto por el asfixiante calor que hacía en Argelia.
Cuando regresa a su ciudad decide mantener una relación con una mujer de su trabajo y, a pesar de estar seguro de que no estaba enamorado de ella, está dispuesto a contraer matrimonio con ella.
Poco después, conoce a un hombre llamado Raymond que, aún sabiendo que tenía extrañas relaciones con el mundo del proxenetismo y que se encontraba en una trifulca con un grupo de árabes, decide ser su amigo. Es más, un día acude a una de estas trifulcas y termina disparando a uno de ellos.
Por este motivo, Meursalt es encarcelado y durante su procesamiento las razones que utilizan en su contra son su falta de humanidad al no haberlo pasado mal durante el entierro de su madre, al haber tenido relaciones sexuales con una mujer que no era su esposa tan solo unos días después de la muerte de su madre y al haber disparado su pistola porque le cegó el sol.
Finalmente, Meursalt es declarado culpable del asesinato y condenado a muerte.
Cuando se acercó el momento de su ejecución, admitió que era ateo al capellán de la cárcel y reconoció que no le importaba morir.
Se demuestra, al final, que lo único que le hizo sentir bien fue recibir insultos, y gritos de todo tipo cuando llegó al patíbulo.