Novela realista
La historia de la literatura europea desde el final de la Edad Media se había caracterizado por la recuperación o el rechazo de los cánones clásicos, en función de la época. Si el Renacimiento los rescató del baúl de la historia, el Barroco los ignoró nuevamente y buscó dar un paso adelante, olvidándose de lo exótico, lo bucólico y lo aventurero para dar paso a una visión más realista y crítica de la sociedad. La llegada de Ilustración significó un nuevo paso en la recuperación del equilibrio y la armonía, así como el afán didáctico y proselitista que ya se había ensayado en el Renacimiento. Pero si algo trajo asimismo la Ilustración fue un efecto libertador que desembocó en la aparición, prácticamente por primera vez, de diferentes escuelas literarias en un mismo tiempo. Por un lado, la literatura romántica rechazó de plano la recuperación de lo clásico y reaccionó con violencia al academicismo neoclásico, pero también se olvidó de la vertiente realista y crítica introducida por los autores barrocos y optó por el exceso, la innovación formal y la ambientación exótica. Por su parte, temporalmente algo posterior, la novela realista no significó una reacción radical contra la Ilustración, pero sí tomó de los barrocos su interés por el realismo y empujó a la literatura hacia una nueva era que marcaría todo el siglo posterior.
En la novela realista, el principal interés no es únicamente mostrar personajes de clases bajas, como se había hecho durante el barroco. La novela realista, aunque hace esto con frecuencia, se preocupa fundamentalmente por crear universos literarios verosímiles. La creación de un mundo creíble y posible donde se desarrollen acontecimientos igualmente creíbles es el mayor afán del escritor realista, y en ello pone todo su empeño.
Los personajes dejan de ser héroes y se convierten en seres normales, extraídos de la vida cotidiana. El autor realista observa la realidad y construye sus mundos desde ella.
El narrador es omnisciente, dada la obsesión de los realistas por transmitir con objetividad. Los pensamientos y la psicología de los sujetos son casi siempre obviados, y los personajes se definen por su forma de hablar y de actuar, por todo lo que puede ser observado desde fuera.
El espacio en el que se desarrolla la acción nunca es extraño ni exótico. Es real, conocido por el lector, y normalmente urbano. El tiempo también se trata de forma lineal y avanza a una velocidad fija. Hay mucho diálogo y una abundancia impresionante de descripciones detalladas. El autor, por primera vez, siente la necesidad de documentarse antes de escribir su novela, llegando a ser experto en campos de la ciencia que aparezcan en determinados episodios de la misma.