Poesía negra
En pleno auge de las Vanguardias, algunos poetas de Hispanoamérica se alejan de estas para aproximarse a la realidad que les rodea y revalorizan la cultura americana. En este aspecto, merece especial mención el caso de los poetas de las Antillas. La riqueza que atesora el continente americano ya había sido advertida por los escritores pertenecientes a los movimientos vanguardistas del Expresionismo y del Cubismo y habían señalado lo adecuado de esa cultura para la búsqueda de lo irracional. El jazz y los sones afrocubanos son muy del gusto de las Vanguardias.
Los jóvenes poetas que en Cuba se habían interesado por las Vanguardias toman conciencia de la “negritud” e implantan un nuevo tipo de poesía en la que tiene una importancia fundamental la cultura ancestral en combinación con lo mejor de las Vanguardias. El resultado ha recibido el nombre de “poesía negra”.
El escritor que mejor ha defendido esta forma de poesía es el cubano Jorge Guillén. En su poesía se observa un gran conocimiento del folklore de su país. Las dos primeras obras de Guillén, Motivos de son de 1930 y Sónoro Cosongo de 1931, muestran algún rastro de pintoresquismo en el tratamiento del tema. Lo mismo ocurre en West Indies, Ltd. de 1934, donde podemos observar ritos, supersticiones y cantos religiosos. En un segundo momento, el problema de Cuba es llevado hacia el universalismo y la política, la búsqueda de un mejor mundo en el que el hombre no sea explotado. Es entonces cuando Guillén produce sus mejores composiciones que se recogen en títulos como España: un poema en cuatro angustias y una esperanza, de 1937; Cantos para soldados y sones para turistas, de 1937; El son entero, de 1947; y La paloma de vuelo popular, de 1958.
Pablo Neruda es otro de los escritores fundamentales de la “poesía negra”. Neftalí Ricardo Reyes, como realmente se llamaba, empieza a escribir a la edad de 13 años, en 1923 publica su libro Crepusculario y solo un año después aparece le conocido Veinte poemas de amor y una canción desesperada. Su labor de cónsul en diferentes países le permitirá conocer la vanguardia europea, que se reflejará en la escritura del libro de poemas Residencia en la tierra, de 1935. Junto al peruano César Vallejo, Neruda fundará en París la Alianza de Intelectuales para la Defensa de la Cultura, donde el escritor se muestra partidario de la República en España en la época de la guerra civil y crea España en el corazón. La obra de este poeta suele dividirse en tres fases:
– Una de tipo posmodernista en la que dominan el amor y la mujer como temas más frecuentes y el estilo es sencillo y regular. Es la etapa de de Veinte poemas de amor y una canción desesperada.
– Otra etapa en la que Residencia en la tierra es la obra más representativa y donde se observa claramente el influjo surrealista. La muerte, la destrucción y la naturaleza se apropian de los versos. El estilo se complica.
– La última fase se inicia con la obra Canto a Chile y en ella vemos al Neruda más político y comprometido. En Odas elementales, el autor abandona el tono grandilocuente y se dirige al pueblo sencillo y humilde.