Sin novedad en el frente
En nuestro artículo de hoy comentaremos el argumento de la novela “Sin novedad en el frente” (Im Westen nichts Neues).
Esta novela fue publicada por el escritor alemán Erich Paul Kramer, bajo el seudónimo de Erich Maria Remarque en el año 1929. La novela fue traducida a multitud de idiomas, vendiendo más de veinte millones de ejemplares en todo el mundo y en ella cuenta la barbarie de la Primera Guerra Mundial desde los ojos de un joven soldado.
El libro nos cuenta la historia de Paul Blumer, un joven soldado que acaba de terminar el servicio militar y es enviado al campo de batalla junto con sus demás inexpertos compañeros, Tjaden, Müller, Albert Kropp, Katczinsky.
Los primeros días en el frente pasaron sin muchas penalidades, ya que comían bien, podían mandar y recibir su correo, e incluso leer la prensa. En ese grupo de soldados se encontraba el suboficial Himmelstoss, quien les dirigía y daba órdenes absurdas con tal de hacerle la vida imposible tanto a Paul, como al resto del grupo.
Durante esos días, Paul vive la traumática experiencia de ver morir a uno de sus amigos como consecuencia de los estragos de la batalla, el cabo Kemmerich, quien muere después de sufrir la amputación de una pierna.
Un tiempo después mandan a un grupo de soldados, para realizar la misión de colocar una valla metálica en el frente para así poder retrasar el avance de las tropas enemigas. Son bombardeados y tienen que esconderse en las tumbas de un cementerio para poder sobrevivir.
Durante la estancia en el campamento, son atacados cuerpo a cuerpo por el enemigo, y es en ese momento cuando Paul se da cuenta de que ya no son los mismos muchachos que cuando llegaron. Se han convertido en bestias, máquinas de matar sin sentimientos, e incluso algunos soldados se han vuelto locos a consecuencia de la batalla y los múltiples bombardeos.
Poco tiempo después, el grupo se reorganiza y consiguen olvidar por un tiempo la crueldad de la batalla junto con un grupo de mujeres con las que intercambian su comida por su compañía.
Unos días más tarde, A Paul le dan unos días de permiso y decide viajar a su casa para ver a su madre enferma. Allí se da cuenta de que ha cambiado, es más introvertido y se siente un extraño en su propio hogar. También visita a la madre de su fallecido amigo Kemmerich para consolarla.
Posteriormente es mandado de nuevo al frente junto con sus compañeros, allí casi es descubierto por el enemigo y es ingresado en un hospital a causa de sus heridas. Al salir del hospital es mandado de nuevo al frente, donde día tras día tiene que contemplar como sus compañeros van muriendo uno a uno a causa de los bombardeos, enfrentamientos cuerpo a cuerpo y demás estragos de la batalla.
Finalmente, en un día tranquilo de Octubre de 1918, poco antes de finalizar la guerra, Paul muere. Pero su cara ofrece una expresión calmada, como casi si lo deseara. Siendo el informe de ese día por parte del ejército: “sin novedad en el frente”.