Formas o tipos de expresión (II)
Continuando el tema iniciado ayer, formas o tipos de expresión textual, hoy proseguiremos exponiendo las características propias de los tres tipos que quedaron pendientes: la argumentación, el diálogo y el monólogo. Comencemos, pues:
LA ARGUMENTACIÓN.
La argumentación consiste en el intento del emisor de defender o demostrar una idea mediante el empleo de todos los argumentos de los que disponga: datos, estadísticas, ejemplos, razonamientos, etc. Al contrario que la exposición, forma de expresión totalmente objetivo, la argumentación es una forma de expresión completamente subjetiva puesto que el emisor defiende su visión del tema tratado e intenta convencer al receptor de ello.
La argumentación generalmente está formada por tres partes fáciles de diferenciar:
1. La introducción: en ella el emisor presenta la idea que va argumentar.
2. El desarrollo: donde se insertan todos los argumentos (datos, opiniones, estadísticas, etc.) que avalen la idea que hemos lanzado en la introducción.
3. La conclusión: normalmente la argumentación se cierra con una conclusión final que zanja el tema que el autor ha argumentado y sirve como colofón.
Los aspectos lingüísticos que revelan que nos hallamos ante una argumentación son los siguientes: la alternancia en el uso de la primera y tercera persona y en el empleo de los modos indicativo y subjuntivo, así como la existencia de una gran variedad temporal en los verbos.
EL DIÁLOGO.
El diálogo es otra forma o tipo de expresión que el hablante tiene en su poder para comunicarse. Este tipo de expresión consiste en el intercambio de información entre dos o más hablantes. Encontramos dos tipos de diálogos: el diálogo en estilo indirecto y el diálogo en estilo directo.
En el estilo indirecto, el emisor reproduce de forma textual las palabras pronunciadas por otro sujeto en un momento dado. Para ello, se emplean verbos de comunicación como decir, contestar, preguntar, exclamar, etc., que introducen las palabras exactas que alguien ha pronunciado en forma de subordinada sustantiva en función de complemento directo.
Ejemplo: Le conté que su prima estaba embarazada.
En estilo directo, se escribe el nombre de los interlocutores y se transcribe de forma literal las palabras articuladas por estos. Esto podemos observarlo, por ejemplo, en los textos dramáticos.
Ejemplo:
JUAN.- ¡No digas mentirás! Tú lo sabías todo.
MARÍA.- Eso no es cierto, Juan.
EL MONÓLOGO.
Por último vamos a hablar del monólogo, tipo o forma de expresión textual que podemos entender como un diálogo que el sujeto entabla consigo mismo. Mediante el monólogo el hablante expresa ideas, sentimientos, opiniones, etc., desde un punto de vista propio. Normalmente, el monólogo posee características propias de la expresión oral. Así podemos observa en él, entre otros, los siguientes aspectos:
– El empleo de aclaraciones, rodeos, observaciones, etc.
– Frases que no aparecen completas y muchas veces no conectan con lo dicho con anterioridad.
– Repetición de ideas.
– Empleo de palabras coloquiales.
– Uso abundante de oraciones exclamativas e interrogativas.
– Estructura poco definida.
Un buen ejemplo de monólogo lo encontramos en la obra Cinco horas con Mario del célebre escritor vallisoletano Miguel Delibes.
Si deseas consultar la primera parte de este artículo, puedes hacerlo pinchando en el siguiente enlace: Formas o tipos de expresión.