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Métodos de selección de palabras

Publicado por Aroa Plaza

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A la hora de elegir las palabras los escritores, los periodistas y demás profesionales que trabajan con ellas ponen un especial cuidado al seleccionarlas. Pero, ¿de qué modo seleccionamos las palabras que vamos a emplear en el habla espontánea y ordinaria?

Algunos errores que se producen en el habla improvisada; por ejemplo, la mezcla de dos palabras [Ese asunto es evio (evidente + obvio)], nos dan a entender que antes de elegir una palabra barajamos al menos dos opciones. Este tipo de errores no solo se producen solamente cuando la palabra tiene el mismo significado sino que podemos encontrarlos cuando su fonética es parecida. Esto hace pensar que se seleccionan varias palabras y se van eliminando las que no se necesitan.

Otro hecho que llama la atención es aquel que se produce cando el hablante conoce la palabra que desea pronunciar pero no reconoce los sonidos. Este fenómeno ocurre frecuentemente con los nombres de personas. Esto nos demuestra que la selección de la palabra y la codificación de sus sonidos no son el mismo proceso. Por tanto, hallar la palabra que queremos usar en cada ocasión sigue dos caminos: por un lado, se selecciona el significado y el tipo de palabra; mientras que por otro, se buscan los sonidos que pertenecen a esa palabra concreta.

Podemos explicar qué sucede en la cabeza de un individuo mientras elige una palabra mediante tres modelos:

1. El camino de piedras.

Este modelo recibe este nombre porque el hablante parece atravesar un río por un camino de piedras por las que va saltando. De este modo, el hablante al saltar en la primera de las piedras elegiría el tema (por ejemplo, una clase de fruta), en la segunda piedra seleccionaría los sonidos que pertenecen a la palabra elegida y a su significado (por ejemplo, pera). Aunque en realidad, esto no resulta tan sencillo. Esa primera piedra de la que hemos hablado debe ha de tener alguna marca que indique al hablante qué sonidos ha de encontrar en el siguiente estadio. Tendríamos entonces una codificación fónica de palabras con más de una sílaba que empiezan por “p” y acaban por “ra”.

Por tanto, en un primer momento activaríamos una serie de palabras que tienen que ver con el tema (manzana, pera, plátano, higo, etc.) hasta que seleccionáramos la indicada y, en un segundo instante, activaríamos palabras parecidas fonéticamente hasta llegar a los sonidos adecuados (pira, pura, para, pera).

2. Modelo en cascada.

Este modelo nos cuenta que la información semántica y la fonética se encuentran disponibles para el hablante en el mismo momento. Así palabras como manzana, pera, plátano, higo, etc., estarían cayendo a modo de cascada mientras encontramos los sonidos necesarios para la palabra que vamos a seleccionar. Esto quiere decir, que tanto la información del primer estadio como la del segundo están disponibles en todo momento.

3. Modelo del circuito eléctrico.

Aquí la corriente se iniciaría en el significado de las palabras, aparecería en nuestra mente el campo semántico de las frutas (manzana, pera, plátano, higo, etc.), con anterioridad a la elección de la palabra la corriente se dirigiría al componente fónico e iría seleccionando palabras con una pronunciación parecida que activarían otras palabras del campo semántico y se elegiría aquella que mejor encaje.