Lengua

Anáforas

Publicado por Pablo

anaforas.jpgLas anáforas son un tipo de figura literaria que consisten en la repetición de la misma palabra o del mismo grupo de palabras al comienzo de dos o más de dos oraciones, generalmente consecutivas. Por ejemplo, veamos este viejo romancero español:

Todas visten un vestido,

todas calzan un calzar,

todas comen a una mesa,

todas comían de un pan

Cada verso se inicia con la misma palabra, lo que ayuda a crear un sentido del ritmo muy desarrollado, una musicalidad de fondo que embellece y acicala el contenido lírico del texto.

La anáfora es una más de las figuras retóricas que comparten la función de la aliteración. Mientras ésta busca dotar al verso de ritmo y musicalidad repitiendo la primera consonante de cada palabra, aquélla lo hace colocando la misma palabra al comienzo de cada verso. El resultado es similar.

Examinemos otro ejemplo, más reciente, del poeta y cantautor español Joaquín Sabina, en el que hace uso no de una, sino de hasta dos anáforas encadenadas:

Maldita sea el alma desalmada

de quien tizna el idioma en cada verso,

el zumo de carcoma congelada,

las vírgenes de Lourdes del Inserso,

Maldita sea España con verrugas,

la infame Malasaña – malasombra,

el que que te aplicó la ley de fugas,

el traidor inconfeso que te nombra.

Malditos sean los daños a terceros,

las once de los doce de febreros,

el nudo de la soga que nos atas,

las puertas de portales sin salida,

los pianos mellados de la vida,

las uñas de los ojos de las gatas.

Como se puede ver, la palabra que siempre está presente en el poema es maldito/maldita. Aunque sólo aparezca en tres ocasiones, el uso de la anáfora -el que siempre aparezca al comienzo de una frase- hace que retumbe y nunca se pierda, como los pedales del piano mantienen los ecos de acordes ya tocados mientras suenan otros nuevos. Una anáfora de este calibre no necesita aparecer en cada frase; le basta, como vemos, reproducirse al inicio de cada estrofa.

El resto del soneto hace uso de anáforas menores, a base de artículos como “el” o “la” y sus plurales, que dan al lector no sólo un ritmo que poder seguir, sino una pista sobre lo que le espera en el siguiendo verso, un esbozo de la arquitectura del poema.

La anáfora es una figura de extraordinario poder poético. Bien utilizada, es capaz de crear ritmos excelentes y de apelar a los sentimientos del lector/oyente desde algo tan frío como la propia estructura del texto. Es usada sobre todo en los textos literarios, y de forma extremadamente común en la poesía, aunque también es normal encontrarla en textos periodísticos de opinión cuando éstos buscan la adhesión del lector hacia la opinión que le dirigen.