Los morfemas derivativos
En La Guía de Lengua ya hemos hablado de las unidades mínimas que componen las palabras. En particular, hemos dicho en otros artículos que las palabras pueden descomponerse únicamente hasta quedarnos con los monemas, que son las unidades básicas -esto es: indivisibles- que cuentan con alguna carga significativa. Los monemas, en realidad, pueden dividirse en fonemas, pero como estos elementos ya no significan nada, no nos interesaremos por ellos aquí.
Entre los monemas encontramos dos tipos de los que también hemos hablado ya. Unos son los lexemas, que forman la raíz de las palabras y aportan su significado principal. Y los otros son los morfemas, que acompañan a los anteriores actualizándolos y presentando ciertas matizaciones o cambios en su significado originario.
Pues bien, en este artículo vamos a ocuparnos en detalle de un tipo de morfema específico: en particular, los morfemas derivativos.
Los morfemas derivativos son un tipo de morfema dependiente, o lo que es lo mismo, siempre los encontramos pegados a la raíz de la palabra o al lexema, y no en una posición independiente (como las preposiciones o los determinantes). Los morfemas derivativos son de tipo facultativo y no constitutivo. No permiten la aparición de ningún otro elemento entre ellos y el lexema de la palabra (en realidad, puede aparecer un infijo entre un sufijo y un lexema o entre u prefijo y un lexema, pero en estos casos, el infijo mismo es un tipo más de morfema derivativo).
Generalmente estos morfemas derivativos provocan cambios en la acentuación y en la naturaleza fonológica de la palabra en la que se incluyen, y rara vez ocasionan cambios significativos de mayor importancia.
En realidad, los morfemas derivativos son bastante conocidos por todos y muy usados. Se trata de los prefijos, los sufijos y los infijos. Los primeros, los prefijos, acostumbran ser palabras griegas o latinas que se han conservado para expresar posición o información circunstancial, terminando por construir palabras nuevas como ultramarino, subterráneo o ecosistema.
Los sufijos, por su parte, se sitúan siempre en una posición pospuesta al lexema de la palabra, y también aportan cambios de significado. Son muy frecuentes los que se utilizan para acentuar el tamaño de algo, tanto en su versión aumentativa (grandote, forzudo, cabezón), como en su versión diminutiva (pequeñito, chiquitín). Muchas veces se emplean, y en esto tienen mucha importancia las particularidades regionales y los localismos, llegando a variar enormemente su uso entre unas zonas y otras, para expresar o acentuar expresiones de cariño.