Los prefijos
Los prefijos son morfemas derivativos, también denominados morfemas afijales. Es decir, son materia de estudio por parte de la morfología gramatical. Son partes de una palabra que siempre preceden a su raíz o morfema léxico. Y solo tienen sentido en esa posición, ya que no tienen autonomía como palabras autónomas. En definitiva, usamos habitualmente los prefijos y en diferentes formas. Veamos ejemplos de lo más común:
Los prefijos pueden añadirse a sustantivos y también a verbos. Por ejemplo:
Prefijo en un sustantivo: Contra-posición
Prefijo en un verbo: Com-poner
E incluso puede añadirse más de un prefijo a una raíz: Des-com-poner.
Estos prefijos tienen valor en cuanto al significado de la palabra, pero nunca en cuanto a su categoría. Si se añade a un verbo o a un sustantivo, la palabra seguirá siendo verbo o sustantivo.
Si bien es cierto que hay casos en los que los sustantivos pueden usarse como adjetivos. Vemos algún ejemplo:
Sistema anti-rrobo. Producto multi-uso.
También hay que saber que algunos prefijos tienen un valor polisémico. Un claro ejemplo es re- o in-:
Re-escribir, se entiende como “volver a…”. Pero en cambio si decimo re-lindo, lo usamos como un intensificador.
In-nombrable, se entiende como “no”, el significado más habitual de este prefijo in- y sus variantes im-, i-. Pero con in-humación, significa “dentro”.
Por cierto, humación o humar son raíces, pero no pueden existir sin el prefijo. Ocurre en otras ocasiones como en in-mersión, o en re-cular. Estas palabras solo existen con el prefijo.