Los adjetivos explicativos
Los adjetivos, como ya hemos tenido oportunidad de ver, están sujetos a diversas subdivisiones y grados. Una de esas variaciones responde a la posición del adjetivo en la frase, o, más concretamente, a si el adjetivo en cuestión está posicionado antes del sustantivo, o después de éste. Hay que decir que algunas gramáticas y manuales de lengua se refieren a esta variación como “variación según la función del adjetivo”, y no según su posición, como hemos dicho antes. En cualquier caso, se refieren a lo mismo.
Siguiendo lo dicho, un adjetivo puede ser, según su posición, explicativo o especificativo. En este artículo nos vamos a ocupar de los primeros, los adjetivos explicativos.
Los adjetivos explicativos aparecen en las oraciones de la siguiente manera:
Las verdes praderas
La blanca nieve
La oscura noche
La áspera corteza
El leve susurro
La dura roca
Etcétera
Pero también de esta otra:
Las sucias calles
Las polvorientas encinas
Su estilizada figura
Los altos pinos
Las cristalinas aguas
Etcétera
¿Qué es lo que salta a la vista? Que, en realidad, estos adjetivos podrían ser eliminados de la frase, y ésta no perdería significado. Sí se vería privada de valor estético, potencia emotiva y fuerza poética, pero en el orden lógico de la oración, dejar de decir que la noche es oscura o la roca es dura no tiene la menor importancia.
Así pues, los adjetivos explicativos suelen preceder al sustantivo, y no delimitan su valor semántico sino que, antes bien lo contrario, lo que hacen es añadir explicaciones o elementos potenciadores que no son necesarios en el orden lógico de la frase, pero que aportan tanto valores expresivos como descriptivos; en pocas palabras: funcionan como elementos estilísticos.
Pero a poco que nos fijemos en los ejemplos anteriores notaremos una suave diferencia entre los adjetivos del primer grupo y los del segundo. En los primeros estamos designando una propiedad que ya contiene el sustantivo (blanca nieve, verde pradera), y que por lo tanto resulta obvia y sería redundante si no fuera porque carga unos valores poéticos o simbólicos que potencian esa misma cualidad. Sin embargo, los adjetivos del segundo grupo no son iguales: las calles no tienen por qué ser sucias, ni una figura ha de ser estilizada, ni todas las aguas son cristalinas. Lo que aquí estamos haciendo es transmitir la importancia que le damos a la cualidad en cuestión (nos parece importante resaltar la suciedad de las calles o la altura de los pinos).