Presente histórico
De todos los tiempos verbales, el presente bien puede ser considerado el más versátil y el más desconocido. Es un tiempo absoluto que porta un valor imperfectivo, pues las acciones que describe no terminan con el enunciado, sino que, más bien, coexisten con él. Es una forma inclusiva y no marcada, y tiene la original particularidad de poder referirse a acciones pasadas y futuras, como el propio presente histórico, que aquí tratamos, nos servirá para atestiguar. El presente es, por tanto, un tiempo de enorme diversidad y muchísimas posibilidades gramaticales.
Pero, ¿cómo se puede hacer referencia al tiempo pasado o futuro mediante el uso del tiempo presente?, se preguntarán muchos. Bien, en muchas ocasiones un determinado tiempo verbal puede expresar valores tanto modales como temporales que son diferentes al que habitualmente les corresponde. Es lo que en gramática se conoce como el – Cristóbal Colón desembarca en América, o
– El Imperio Austro-Húngaro le declara la guerra a Serbia y comienza la Primera Guerra Mundial,, y el presente es un tiempo con una gran afición al uso de esta capacidad.
¿Qué es, entonces, el – Cristóbal Colón desembarca en América, o
– El Imperio Austro-Húngaro le declara la guerra a Serbia y comienza la Primera Guerra Mundial,?
Es el uso trasladado del presente cuando éste hace referencia a un tiempo pasado. En otras palabras, es el uso que hacemos del presente para referirnos con él a eventos ya ocurrieron. Por ejemplo, ocurre cuando decimos:
– En el año 1492 Cristóbal Colón desembarca en América.
– En el año 1914, y tras infructuosas acciones diplomáticas, el Imperio Austro-Húngaro le declara la guerra a Serbia y comienza la Primera Guerra Mundial.
Nótese un aspecto crucial no ya del presente histórico en particular, sino de todos los usos desplazados del tiempo verbal: la acción que se describe requiere cierta fijación contextual. Es decir, si dijéramos simplemente:
– Cristóbal Colón desembarca en América, o
– El Imperio Austro-Húngaro le declara la guerra a Serbia y comienza la Primera Guerra Mundial,
en realidad, no estaríamos haciendo uso del presente histórico, pues las oraciones carecerían de un anclaje temporal que nos permitiera situarlas en su debido contexto: el pasado.
Por contra, esto sí podemos hacerlo utilizando algunos del os tiempos verbales pasados que nos ofrece nuestro modo indicativo, sin necesidad de información contextual de ningún tipo. Obsérvese la variación:
– Cristóbal Colón desembarcó en América.
– El Imperio Austro-Húngaro le declaró la guerra a Serbia y comenzó la Primera Guerra Mundial.
Utilizando el pretérito perfecto simple, la acción queda fija en la pasado sin necesidad de añadir más información.
Entonces, ¿por qué se usa el presente en su modo histórico, si se puede utilizar el pasado de una forma más económica?
Es evidente que el uso del presente histórico no es obligatorio, ni siquiera necesario. Los hechos del pasado siempre pueden referirse utilizando los tiempos verbales pretéritos. Cuando para ello se hace uso del presente, lo que se pretende es «actualizar» esos hechos, acercarlos a nosotros para poder recrearlos con mayor intensidad, viveza e imaginación.
La expresión «Cristóbal Colón desembarca en América» nos permite un mayor acercamiento al hecho, una mayor sensación de implicación y una mayor capacidad para la empatía y la formación de sentimientos y reacciones en torno a él. No es ninguna sorpresa, teniendo esto en cuenta, que sea la narrativa la mayor usufructuaria del presente histórico.