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Verbo deponente

Publicado por Pablo

verbo-deponente.jpg Los verbos son esa parte de la oración en la que aportamos información acerca de la acción, de la consecución, de la condición, de la existencia o del estado del sujeto, expresando así de manera semántica lo que los lingüistas llaman una predicación completa.

La tradición lingüística ha considerado siempre el verbo como el núcleo del predicado de cualquier oración en la que se inserte. Y, no obstante, las tendencias más modernas en el ámbito de la investigación lingüística —sobre todo las innovaciones que provienen de la escuela generativa y transformacional— no es el verbo, sino sus flexiones temporales, lo que constituye el verdadero núcleo sintáctico de una oración.

Entre los verbos existen, como es lógico, grandes diferencias. En este artículo vamos a tratar una tipología verbal particular: la del verbo deponente.

Los verbos deponentes, hemos de decir en primer lugar, son muy poco comunes en la mayoría de las lenguas modernas. Sólo existe constancia de ellos en el latín clásico, en el griego clásico, en la lengua sánscrita y en el sueco. Estos verbos se definen de la siguiente manera:

el verbo deponente es aquel que, aun portando un significado propio de la voz activa, se conjuga a la manera de la voz pasiva.

Y, aunque aparezcan en la oración en forma pasiva, cuando son transitivos son perfectamente capaces de llevar aparejado un complemento directo; algo imposible en los verbos que aparecen en voz pasiva.

La característica principal de los verbos deponentes —poder aparecer en voz pasiva significando voz activa— es lingüísticamente «rara». Sólo es común en algunas lenguas nominativas y acusativas que presentan un alto grado de ergatividad, por lo que no aparece en demasiados sistemas lingüísticos.

Algunos verbos deponentes mantienen esta característica siempre, si bien muchos de ellos sólo son deponentes en determinados tiempos, en determinadas voces o en determinadas conjugaciones. Es decir, pueden existir verbos que sean deponentes cuando se conjugan en tiempo pasado pero no lo sean cuando se conjuguen en tiempo futuro. Esta deponencia no universal era bastante común en la lengua griega antigua.

En su origen, esta característica de los verbos parece deberse a que en ciertas lenguas —como, nuevamente, la griega— un mismo verbo podía significar diferentes cosas en función de su voz. Así, en voz pasiva podía tener un significado particularmente distinto al que portaba en voz activa, lo cual parece explicar cómo a veces las voces podían intercambiarse de esta forma tan particular.