Verbo pronominal
El verbo es la parte de la oración que se utiliza para aportar información sobre la acción, la condición, la existencia o la consecución del estado del sujeto. A través del verbo construimos la predicación semántica, y dada la complejidad de dicha tarea, es normal que existan tipos de verbos muy distintos entre sí. Hoy nos vamos a ocupar en particular del verbo pronominal.
El verbo de tipo pronominal es el que se conjuga mediante la utilización de un pronombre átono. Así, en todas sus formas, a la conjugación del verbo se le ha de añadir un pronombre de entre «me, te, se, os, nos» o algún otro, de forma que concuerde con el verbo tanto en género como en número.
Lo más importante es que el pronombre personal que acompaña al verbo pronominal carece de función sintáctica, actuando en la práctica como un morfema.
Hay verbos pronominales de dos tipos, en función de su requerimiento del pronombre. Así, algunos verbos han de llevar, siempre, un pronombre átono para poder conjugarse. Tal sería el caso de «arrepentir», o, en realidad, «arrepentirse». Con este verbo es imposible decir «yo arrepiento» o «tú arrepientes», sino que estamos obligados a decir «yo me arrepiento» y «tú te arrepientes». Este tipo de verbo se conoce como pronominal estricto.
Por otra parte, hay algunos verbos que sólo son pronominales en algunas ocasiones, pero no siempre. De hecho, hay muchos verbos que cambian de significado cuando les adherimos un pronombre átono. Podemos pensar, por ejemplo, en el verbo «ir», que dicho sin pronombre, como en «ir a Madrid», significa desplazarse «desde algún sitio hasta Madrid», pero que dicho con pronombre, como en «irse de Madrid», significa todo lo contrario, desplazarse «desde Madrid hasta otro sitio». Este tipo de verbo se conoce como pronominal débil.
Otra construcción pronominal, que no encaja en ninguno de los anteriores grupos, es la llamada voz media. En este caso, al verbo se le añade un pronombre átono para construir una particular situación gramatical en la que tenemos un objetivo claro: hacer ver que al sujeto le ocurre la acción del verbo, y no que el sujeto la provoca. Es un tipo de construcción con un sentido semántico similar al de la voz pasiva. Así, la voz media entra en funcionamiento cuando decimos algo como «el fuego se ha extinguido», «el tren se ha marchado» o «los productos se han agotado». Este tipo de construcción no es pasiva refleja ni construcción pasiva general, sino la mera indicación de que al sujeto le ocurre la acción del verbo.