Verbo predicativo

El verbo es una tipología gramatical que se utiliza dentro de la oración para expresar la acción que realiza el sujeto, o el estado en que se encuentra, o su existencia, condición o consecución. Es normal que, a tantos posible objetivos, corresponden numerosos «tipos de verbos», y que entre unos y otros se manifiesten importantes diferencias.

Hoy vamos va tratar uno de esos tipos de verbos, el verbo predicativo, que tiene la particularidad de ser el más conocido y el más común de todos.

Cuando a alguien se le pregunta por una definición del verbo, normalmente indica que el verbo es la palabra que informa de la acción en la oración. La razón de que esta definición, que no es del todo correcta como hemos visto, es que los verbos que expresan acción son, de largo, los más comunes en cualquier lengua del mundo, y lo son hasta tal punto que tienden a aglutinar en torno a sí a todos los demás.

En realidad, la definición anterior corresponde únicamente al verbo predicativo. Este es el verbo que expresa acción, como por ejemplo en:

– Pablo escribe poesía.

– Juan aprende inglés.

– María enseña literatura.

– José prepara la cena.

En todos estos ejemplos, el sujeto realiza una acción concreta, ya sea dilatada en el tiempo, repetida o ejecutada una sóla vez.

Sin embargo, hay verbos que no expresan ningún tipo de acción, como por ejemplo los verbos copulativos o semi-copulativos, del tipo:

– Pablo es alto.

– Juan parece cansado.

– María está enferma.

– José se encuentra mal.

Todos los ejemplos anteriores son oraciones con sujeto y predicado, con verbos, pero sin acción. Es, por lo tanto, erróneo que un verbo tenga que implica acción. De hecho, sólo denotan acción los verbos predicativos, aunque sean los más numerosos.

La acción indicada por estos verbos puede ser concreta, que es cuando se ejecuta con el cuerpo, físicamente, ya sea más general o más definida, como en «Juan prepara la cena», «Juan cocina» o «Juan corta pepinillos»; o puede ser abstracta, relacionada con el pensamiento, como en «Juan aprende inglés», «Juan piensa en su futuro» o «Juan planea cambiar de vida».

Los verbos de de este tipo pueden ser, además, transitivos e intransitivos. La diferencia está en el alcance de la acción. Los verbos transitivos son los que proyectan su acción hacia otro elemento, que suele ser un complemento directo. Los verbos intransitivos, por otra parte, son los que no proyectan su acción en ningún elemento externo, sino que tienen la capacidad de dejarla abierta.

Cuando decimos «Juan come», comer actúa como verbo intransitivo. Cuando decimos «Juan come arroz», es transitivo, porque hacemos explícito qué come.