Kafka en la orilla, de Haruki Murakami
Haruki Murakami es un hombre peculiar. Hijo de un sacerdote budista y una maestra de literatura, antes de ser el gran escritor que es hoy, estudió teatro, quiso ser guionista de cine, trabajó en una compañía discográfica y fue dueño de un bar de jazz. Una mezcla bastante extraña, o al menos fuera de lo común para las vidas generalmente tranquilas y centradas en claros objetivos de los escritores. Sus obras siguen su misma línea, siendo también, al menos, muy peculiares.
Kafka en la orilla fue lanzada en 2002, aunque vio la luz en España, por ejemplo, en 2005. En un principio autor de culto, hoy día ya su fama es grande y sus libros son vendidos al por mayor. Esta obra es un claro ejemplo de la maestría de Murakami para entrelazar lo ordinario y lo extraordinario, lo real y lo surrealista, en una narrativa que cautiva y desafía al lector.
En la novela se nos cuentan dos historias intercaladas, pero increíblemente relacionadas. Increíbles como toda la obra. Ambas historias se desarrollan en paralelo, con personajes y situaciones que parecen no tener relación entre sí, pero que a medida que avanza la trama, se van entrelazando de manera sorprendente.
Una historia es protagonizada por Kafka Tamura, un joven de 15 años, abandonado por su madre y hermana, viviendo con su padre con quien mantiene una relación muy complicada. Es entonces que huye de su hogar hasta la isla de Takamatsu y comienza una aventura. Conocerá, por ejemplo, a un travesti bibliotecario, y a una mujer mayor, Saeki, con la que mantendrá un romance. El origen del título de la novela, precisamente reside en la historia de Saeki, quien fue una cantante famosa por su canción Kafka en la orilla. Esto quizás sugiera que entre Saeki y Kafka en realidad haya algún tipo de parentesco.
La vida de Kafka se convierte en un viaje de autodescubrimiento, en el que se enfrenta a sus miedos y a sus deseos más profundos. A través de sus experiencias, Murakami explora temas como la identidad, la soledad y el amor, en un estilo que combina la prosa lírica con elementos de la cultura pop y referencias literarias.
La otra historia es aún más bizarra. El principal actor será Satoru Nakata. Primeramente se nos cuenta sobre un accidente que tuvo cuando chico, donde junto a sus compañeros de escuela fueron a una excursión y extrañamente todos se desmayaron. A nadie le pasó nada, excepto a Satoru. Él perdió la memoria pero ganó una habilidad: puede hablar con los gatos…
La relación entre estos personajes es por poco llamativa, y aunque parezca que Murakami trae las cosas de los pelos, es su estilo que es así. Nakata, a pesar de su aparente simplicidad, se convierte en un personaje fascinante, cuyas interacciones con los gatos y su capacidad para percibir lo sobrenatural añaden una dimensión mágica a la historia.
Nosotros debemos adaptarnos a sus novelas, y no esperar lo contrario. Al leer a Murakami, uno debe estar dispuesto a sumergirse en un mundo donde la lógica convencional a menudo no se aplica, y donde lo extraordinario se convierte en parte de la vida cotidiana. Con su estilo único y su habilidad para contar historias, Murakami nos invita a explorar los rincones más oscuros y misteriosos de la mente humana, y a cuestionar nuestras propias percepciones de la realidad.