La sombra del viento II
A través de nuestro nuevo artículo, seguiremos comentando el argumento de la Sombra del viento, comenzando por donde lo dejamos en el anterior.
Antes de llegar, se cruzó con un mendigo que pedía limosna, pero Daniel le ignoró, ya que ansiaba entrar cuanto antes en la casa. Una vez dentro y coger el libro, Daniel descubre que Clara se encuentra haciendo el amor con Neri, el falso maestro de piano, y Neri al descubrirle, golpea a Daniel y le echa de la casa.
Herido bajo la lluvia, Daniel fue ayudado por el mendigo, quien le dijo que se llamaba Diego Fermín Romero de Torres. Tras reponerse, Daniel fue corriendo al cementerio de los libros olvidados para guardar el libro.
Al llegar, le contó lo sucedido a Isaac, y este le dijo que si quería investigar sobre Julian Carax, debía preguntar a su hija, Nuria Monfort. Al llegar a casa, su padre le dice que el negocio familiar está mejor que nunca, y que incluso está pensando en contratar a un librero más. Es entonces cuando deciden contratar a Diego.
Dos años más tarde, Diego y Daniel se habían convertido en grandes amigos, y juntos siguieron investigando a Julián Carax. Un tiempo después, Daniel descubriría que Carax había estudiado en el mismo colegio que Bea, la hermana de su amigo Tomás. Tras hacer ciertas indagaciones en el colegio, Daniel acudiría a casa de Julia Monfort. Esta le dijo que fue compañera de trabajo de Carax, y que vivieron un fugaz romance antes de que éste desapareciera. También le comento que tras desaparecer Carax, un extraño hombre preguntó por todos sus libros, y que tras hacerse con ellos, los quemó.
Tras enamorarse de Bea, Daniel decidió llevarla al cementerio de los libros olvidados para enseñarle y contarle todo sobre el libro. Posteriormente, tras descubrir que el verdadero apellido de Julián era Fortuny, y no Carax, Daniel acudiría junto a Diego a investigar al negocio de la familia fortuny, una tienda de sombreros.
Allí ya no se encontraba nadie, pero Daniel pudo entrar en la vieja habitación de Julian, donde descubriría que todas las paredes se encontraban llenas de crucifijos, además de una carta de Penélope Aldaya, el primer amor de colegio de Julián, a la cual dejó embarazada.
Daniel decidió investigar a la familia de Penélope, y consiguió dar con la criada de los Aldaya, que se encontraba en un asilo. Esta le dijo a Daniel que el padre de Penélope, al enterarse de su embarazo, decidió encerrarla en la habitación de Jacinta y despedirla.
Posteriormente fueron atacados por un antiguo enemigo de Diego llamado Fumero. Con Diego herido, Daniel decidió acudir en ayuda de Barceló. Juntos descubrieron que Nuria Monfort había mentido a Daniel, y este decidió de nuevo investigarla.
Daniel acudió a casa de los Aldaya junto a Bea, allí descubrieron dos sarcófagos que pertenecían a Penélope y su hijo, que fallecieron tras el parto. Poco después tuvieron que huir, ya que fueron sorprendidos por el extraño hombre con la cara quemada.
Tras acudir en busca de Nuria para sonsacarla, esta huyó, y Diego fue tras ella. Horas después sin tener noticias de ambos, aparecería una noticia en el periódico en la que se decía que Diego había matado a Nuria.
Un tiempo después, Daniel recibió una carta de Diego, en la que le decía que era inocente y que seguía investigado.
Daniel, que había acudido a investigar a casa de Nuria, se topó con Isaac, quien le entregó una carta a Daniel escrita por Nuria. En ella relataba, que Carax, discutió con Miguel, uno de sus amigos, por el amor de Penélope, y que al acudir la policía, Miguel disparó a uno de los agentes, y estos le abatieron. La casualidad quiso que la documentación de Carax se encontrarse en posesión de Miguel, por lo que pensaron que Carax era el fallecido.
Tras ello, Carax, enfurecido, decide tomar el nombre de Cain Couver, y destruir todas sus obras para borrar su pasado, todas menos una, “La sombra del viento”, ya que estaba en posesión de un niño llamado Daniel.
Tras este gran desenlace, Carlos Ruiz Zafón, crea un grandísimo final, el cual, no vamos a desvelar en nuestro artículo, así que, sin más remedio, tendréis que leer esta gran obra.