Las aventuras de Angie March de Saul Bellow
Saul Bellow nació en Canadá en 1915, pero siendo un niño su familia se trasladó a Chicago, por lo que se le puede considerar un escritor estadounidense. Y no uno cualquiera, sino uno de los más reputados del siglo XX, un autor que entre otras cosas recibió el Premio Nobel.
Precisamente en Chicago se ambienta la novela que le catapultó hacia el éxito literario: Las aventuras de Angie March que publicó en el año 1953. Es una obra que tiene sus toques autobiográficos y se pueden aires de novela picaresca. Pero además de eso es una extraordinaria denuncia a los modos de vida de la época. El american way of life y el ansiado sueño americano son objeto de crítica, calificando a la sociedad estadounidense de inhumana.
De esta manera, la ciudad de Chicago se convierte en el símbolo de todos los Estados Unidos y la protagonista de la trama en imagen condensada de la sociedad norteamericana. Ya que el autor nos va describiendo a ese personaje y analizándolo, para darnos cuenta que en realidad son su familia y los acontecimientos de su entorno los que dirigen su vida, pese a lo que ella pueda creer.
La verdad es que Bellow fue un literato con una intensa formación en el campo de la antropología y la sociología, materias claves para entender sus intereses a la hora de escribir Las aventuras de Angie March. Y además de eso era un seguidor acérrimo de la novela europea del siglo XIX, unas novelas de enorme peso, nada ligeras.
Eso se manifiesta en toda su producción desde su primer libro de 1944 titulado El hombre que fluctúa inspirado en Dostoievski o Kafka. Si bien es un autor de formas muy variadas ya que a lo largo de su dilatada trayectoria lo mismo escribió obras cercanas a la ciencia ficción como El planeta del señor Sampler, hasta otras ambientadas en tierras exóticas como Henderman, el rey de la lluvia.
No obstante, independientemente del género y la ambientación, siempre son libros de una profunda carga intelectual, y en los que plasma todas sus inquietudes sobre el ser humano. Y es que en todo momento hay cierto desaliento al buscar personajes que acaban alienados por la sociedad, aislados respecto a sus vecinos. Algo que en parte se puede explicar por su propia vida, ya que Bellow provenía de una familia judía, y las costumbres de este pueblo siempre fueron distintas a las de la mayoría de ciudadanos norteamericanos. Y de hecho, muchos de sus personajes protagonistas también son judíos.