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Poemas y baladas de Swinburne

Publicado por A. Cerra

Hemos citado la obra Poemas y Baladas del autor inglés Algernon Charles Swinburne (1837 – 1909), pero podía haber citado otros poemarios suyos como el del Jardín de Proserpina, donde sigue las mismas pautas estilísticas y también de contenido.

Swinburne surge en un momento en el que la lírica británica está envuelta en Romanticismo de tintes historicistas. Un estilo que con autores muy cercano a las pinturas que realizaba el grupo de prerrafaelistas con personajes como Dante Gabriel Rossetti, e incluso William Morris, un personaje que lo mismo escribió poemas que realizó proyectos artesanales o que pintó cuadros.

En ese contexto de una poesía muy espiritual aparece Swinburne, el cual va a transformar esa idea de modo más que destacado. Tanto eso como los aires empalagosos de la lírica más victoriana. En cambio, nuestro escritor va a optar por algo mucho más vital y también más sincero y auténtico.

Eso a veces le llevó a mostrarse como un autor irreverente, cercano a los escándalos y siempre iconoclasta. Algo que suscitó polémicas, y que de alguna forma le ha perjudicado para su valoración posterior, ya que más allá de esas salidas de tono, la verdad es que fue un autor de indudable capacidad y bastante lúcido.

Es decir que bajo ese espíritu bastante provocativo, hay cuestiones estilísticas y estéticas verdaderamente interesantes. Más aún comparando su poesía con la de sus contemporáneos, ya que su ideología vitalista trajo consigo una destacada renovación del lenguaje poético de las últimas décadas del siglo XIX. Pero no solo eso, sino que le dio una musicalidad a la lengua inglesa que se había perdido hacía mucho tiempo.

Por ello obras como Poemas y Baladas son propuestas muy renovadoras y expresivas de los nuevos tiempos que se acercan. Unos tiempos en los que la belleza va ser el gran objeto poético, más allá de otras consideraciones. Y esa belleza se tiene que alcanzar con composiciones redondas, vivas, donde cada elemento es como un órgano vital y necesario. Unos planteamientos que hoy vemos como muy asumidos, pero que en aquellos tiempos era muy avanzados para la época. Por ello no extraña que en diversas ocasiones fuera un candidato al Premio Nobel, si bien nunca lo consiguió.

Quizás no lo llegó a conserguir por el factor escándalo que siempre le rodeó. Unos escándalos comprensibles dados algunos de los temas que trató, tanto en sus poemas como en sus escritos críticos donde también realizó una labor encomiable. En fin, algunos de los temas sobre los que escribió fueron su peculiar religión pagana o el sadomasoquismo, algo muy ligado a su seguimiento de las ideas de su admirado Sigmund Freud y su concepto de las pulsiones de muerte.