Diderot novelista
El francés Denis Diderot es todo un referente de la época de la Ilustración en Europa, ya que él fue ni más ni menos que el director de ese grandioso empeño cultural que quiso ser la Enciclopedia Francesa. Pero además de esa labor, Diderot también sacó tiempo a lo largo de su vida (1713 – 1784) para escribir varias novelas y libros que podríamos definirlos como publicaciones tan interesantes como curiosas.
Una de ellas fue la novela El sobrino de Rameau de 1762. Un libro en el que sencillamente nos plantea un diálogo entre él mismo y el sobrino del famoso músico de la época: Jean Philippe Rameau. Un personaje que vivió del éxito de su tío y se comportaba de una forma extravagante en la realidad, y así nos lo muestra el serio escritor en su obra.
Posteriormente, en el año 1773, Diderot publicaría la Paradoja de un comediante. Una obra que en realidad no podemos calificar como una novela propiamente dicha, ya que se trata de un escrito muy interesante en el que el autor plasma unas reflexiones muy brillantes sobre el hecho de la creación literaria, y para ello recurre a numerosas e ingeniosas anécdotas. Así que aunque no sea una novela, si que fue muy influyente entre los escritores de las décadas siguientes.
Y por último, dentro de la faceta más creativa de Diderot hay que mencionar su obra Jacques el fatalista y su amo. Una novela satírica que escribió entre los años 1772 y 1775 donde se ve la influencia que en su prosa tuvo el estilo del autor francés Rabelais. Así como también se aprecia la fascinación que sentía hacia la obra inglesa de Laurence Sterne: Tristram Shandy.
El libro nos lo relata en boca de Jaime, el amo de Jacques. Ambos hacen un viaje juntos, y Jaime nos va contando distintos episodios de su vida. Sin embargo, de tanto hablar acaba por enroquecer, y entonces es Jacques quien toma la palabra para contarnos sus amores de juventud. Todo el libro es como un larga conversación, y a veces como ocurre con las conversaciones parece no tener orden alguno, ya que se van intercalando distintas disgresiones o anécdotas bastante largas.
En definitiva, es una obra en la que prima un espíritu muy libre, algo que se traslada al tipo de lenguaje y el estilo elegido que puede ser muy procaz, colorido, apasionado y libre. En fin, un Diderot muy curioso en comparación con la seriedad que se le puede presuponer en su labor enciclopédica, si bien es otra cara del mismo personaje, ya que en esta obra se dejan entrever muchas de sus convicciones filosóficas y también su anticlericalismo.