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El Jarama

Publicado por Aroa Plaza

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Rafael Sánchez Ferlosio publica en 1956 la novela que lleva por título El Jarama. Esta obra con la que Ferlosio obtiene el premio Nadal, junto con La colmena de Cela, es la novela de mayor repercusión en la década de los cincuenta.

El argumento de la novela es sencillo e insustancial: un grupo de amigos de clase social humilde se dispone a pasar el día en el campo a orillas del río Jarama. Allí se encuentra la taberna de Mauricio, donde los excursionistas dejan sus pertenencias y los clientes habituales, se relacionan, beben y juegan. El grupo de amigos pasa la mañana en el río y a la hora de comer regresan a la taberna a por su comida, momento en el que se produce una pequeña disputa. Tras la comida, el grupo se separa en dos: unos bailan en el jardín de la taberna y otros vuelven a la margen del río. Una de las chicas del grupo decide darse nuevamente un baño en el río y tras desmayarse muere ahogada en aguas del Jarama. Después del suceso y de arreglar los asuntos pertinentes que conciernen a este asunto, los amigos regresan a Madrid.

La novela no se encuentra dividida en los tradicionales capítulos, sino que la hallamos dividida por párrafos delimitados por un asterisco. Normalmente, estos párrafos poseen una unidad de acción, lugar y tiempo. Desde el punto de vista cronológico, los hechos acaecidos en la novela se presentan de forma lineal. Las secuencias de uno y otro grupo, es decir, el de los amigos excursionistas y el de los parroquianos que frecuentan la taberna se van alternando con cierta regularidad a lo largo del libro para ofrecer ambas visiones. La unidad en la estructura la encontramos en el limitado tiempo en el que se producen los hechos, apenas unas horas. El espacio también se ve reducido a una pequeña zona a orillas del Jarama. Al igual que ocurre en La colmena, aquí también encontramos un protagonista colectivo: el grupo de amigos y las personas que frecuentan la taberna de Mauricio.

El autor presenta de forma objetiva los hechos a través de las palabras que los personajes articulan en sus diálogos. Dos formas de expresión textual se emplean en la construcción de esta novela: la descripción y el diálogo. En este último se respeta el habla popular propia de la clase social a la que pertenecen los personajes, se emplean abundantes frases enunciativas, exclamativas, interrogativas y dubitativas y se usa un ritmo irregular y entrecortado. Todo esto contrasta con las partes descriptivas donde se adopta un tono lírico y retórico que aporta musicalidad al texto. Aquí el ritmo será lento y el adjetivo aparecerá de manera abundante, se empleará un lenguaje culto y el imperfecto de indicativo predominará en las descripciones en pasado.

Se piensa que el tema fundamental del libro es la inmovilidad de la vida diaria, que ni tan siquiera la muerte consigue perturbar. Se ve así, una intención de denuncia social por parte de Ferlosio al crear una obra en la que nada sucede como ocurre en la realidad, donde la sociedad se halla estancada.