El teatro de William Shakespeare

Hoy dedicamos este espacio al escritor William Shakespeare, probablemente el autor más importante y conocido de la literatura en lengua inglesa. Nació el veintiséis de abril del año 1564 en un pequeño pueblo llamado Stratford-upon-Avon situado en el condado de Warwickshire en el Reino Unido. Hacia el año 1590 se traslada a Londres, donde existía ya una gran tradición teatral, y es allí donde Shakespeare se muestra en todo su esplendor. En el año 1599 su Compañía teatral inaugura el teatro The Globe, situado a las afueras de la urbe londinense, y en 1609 pudo ya representar sus obras en teatro cubierto llamado Blackfriars. En el año 1610, cuando Shakespeare contaba con cuarenta y seis años de edad, decide volver al retiro y la paz que le ofrece su pueblo natal, lugar en el que poseía una casa donde escribiría en el año 1612 su última obra La Tempestad. Generalmente, se señala el día veintitrés de abril del año 1616 como el día en falleció este excelente dramaturgo, pero si nos ceñimos a la realidad hemos de decir que la fecha de su muerte es, por el calendario gregoriano, el día tres de mayo de ese mismo año.

Shakespeare desarrolla su magistral obra aproximadamente en unos veinte años. A lo largo de estos años es evidente la existencia de una evolución en sus piezas teatrales, pero hemos de decir que la calidad de sus obras es soberbia ya desde el primer momento. Es sabido por todos que William Shakespeare fue un autor talentoso, y lo fue tanto que, incluso, algunos aspectos que podría revelarse como defectos de su teatro, como por ejemplo la escasez de decorados o la no presencia física de la mujer, en sus obras se convierten en un extraordinario mundo teatral.

Dos de las características imborrables de las obras teatrales de este autor son la magnífica caracterización que hace de los personajes, así como el efecto dramático que consigue de forma creciente en cada uno de ellas. De esta forma, en las obras El mercader de Venecia, A vuestro gusto y Las alegres comadres de Windsor muestra ya unos personajes construidos de manera sobresaliente, incluso en los personajes con una vis cómica. En la obra Julio César, en el personaje de Bruto, observamos cómo la capacidad que tiene el autor para crear personajes aumenta de forma considerable. En la obra Tempestad del Rey Lear, encontramos en la figura del Rey Lear la madurez de los personajes shakesperianos.

Su obra dramática puede dividirse en tres etapas teniendo en cuenta su fecha de composición, aunque esta sea aproximada:

Primera etapa: 1590-1599.

Durante este periodo, Shakespeare va sentando las bases de su producción dramática y escribe las siguientes obras:

Año 1590: Pericles, príncipe de Tiro y Enrique VI (primera parte).

Año 1591: Enrique VI (segunda y tercera parte).

Año 1592: La comedia de las equivocaciones y Trabajos de amor perdidos.

Año 1593: Ricardo II y Ricardo III.

Año 1594: El sueño de una noche de verano.

Año 1596: La doma de la bravía y Romeo y Julieta.

Año 1597: El mercader de Venecia y Enrique IV (primera parte).

Año 1598: Enrique IV (segunda parte) La vida y la muerte del Rey Juan y A buen fin no hay principio.

Año 1599: Enrique V y A vuestro gusto.

Segunda etapa: 1600-1609.

Esta la época de plenitud y madurez de la obra del escritor y escribe:

Año 1600: Mucho ruido y pocas nueces y Hamlet.

Año 1601: Las alegres comadres de Windsor.

Año 1602: Troilo y Cressida.

Año 1603: Enrique VIII y Medida por medida.

Año 1604: Otelo.

Año 1605: El Rey Lear.

Año 1606: Macbeth.

Año 1607: Julio César.

Año 1608: Antonio y Cleopatra.

Año 1609: Cimbelino.

Tercera etapa: 1610-1613.

Donde los temas de sus obras se tornan más agradables y placenteros. Escribe:

Año 1610: Coriolano y Timón de Atenas.

Año 1611: El cuento de invierno.

Año 1612: La Tempestad.