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Teatro romántico

Publicado por Pablo

teatro-romantico.jpgEl teatro romántico vino a ser, al igual que el resto de la literatura romántica, una reacción contra la armoniosidad y el equilibrio de la literatura neoclásica. Frente al gusto de ésta por la razón y la divulgación del conocimiento a través de la mesura y las técnicas clásicas, responde el romanticismo con lo contrario: exceso, exotismo, pasión y sentimiento.

Se puede argumentar que el primer precursor del teatro romántico fue William Shakespeare, autor que efectivamente ya avanzó algunos de sus temas durante el barroco. Sin embargo, el romanticismo en sí es un movimiento intelectual nacido en Alemania, y allí fue donde se gestaron todas sus manifestaciones artísticas antes e irradiarse a Europa.

El teatro romántico tiene como tema estrella el amor que choca contras las convenciones sociales, y que de esta guisa casi siempre acaba en tragedia. La fatalidad, el destino cruel y la venganza son temas que aparecen con bastante asiduidad en las obras teatrales del romanticismo.

El contexto en el que éstas se sitúan suele ser medieval, aunque convenientemente desfigurado a gusto del autor, iniciándose en esta época las ambientaciones góticas y relativamente fantásticas (vampiros, fantasmas, etc…).

La regla tradicional de las tres unidades de tiempo, lugar y acción, canon clásico recuperado durante el Renacimiento, ignorado en el Barroco y vuelto a recuperar por los autores neoclásico, es rechazado de nuevo. Los autores escriben sin restricciones, utilizan ambientaciones distintas, dividen la obra en actos y utilizan las medidas métricas que más les convienen.

La escenografía adquiere una importancia capital. Los teatros como lugares fijos de representación son ya una realidad, y ahora estos cambian radicalmente en función de la obra representada.

De capital importancia es igualmente el cambio de finalidad con respecto al teatro neoclásico. Donde éste intentaba educar, expandir la ideología de la Ilustración, la intención del teatro romántico es conmover al espectador. El lenguaje se hace retórico y grandilocuente, y el verso tradicional se mezcla ahora con la prosa por primera vez en el teatro.

Suele haber un héroe masculino misterioso y valiente que persigue algún tipo de destino fatal. Si existe, la heroína femenina le seguirá y será inocente y leal a éste. Las obras suelen acabar en una tragedia anunciada, una muerte que libera a ambos personajes.

Por último, se le da más importancia a la acción y al modo de actuar de los personajes que a sus motivaciones psicológicas, que quedan en un evidente segundo plano.