Tradición y renovación en la literatura romántica
Podemos señalar el nacimiento del Romanticismo en el año 1830 con el estreno de la obra Hernani del genial Víctor Hugo. En España, fue hacia 1835 cuando se empezaron a difundir las teorías del romanticismo alemán y se estrenó la obra Don Álvaro o la fuerza del sino, escrita por el Duque de Rivas. El Romanticismo llega a España a través de dos vías:
1. La vía andaluza, que toma como modelos a Víctor Hugo y Byron.
2. La vía catalana, que centra su atención en la tendencia tradicionalista al traducir con especial preferencia a Walter Scott y Chateaubriand.
Además, en el romanticismo español podemos señalar tres etapas o fases:
– Primera fase: época de transición en la que Martínez de la Rosa y Larra destacan como principales románticos.
– Segunda fase: cuando Espronceda y el Duque de Rivas se hacen con el dominio de las letras románticas.
– Tercera fase: en la que Zorrilla nacionaliza el romanticismo.
Los motivos por los que el Romanticismo se instala en la literatura española las hallamos en:
a) El prerromanticismo que rompe con el Clasicismo al cobrar de nuevo gran importancia el mundo de los sentimientos y, también, en la propia Enciclopedia al valorarse en gran manera al “yo”. Por ejemplo, ya en un autor como Cadalso descubrimos ciertos aspectos románticos.
b) Las traducciones de obras escritas por autores como Young, Cooper, Stäel y, ante todo, por los franceses Víctor Hugo y Chateaubriand; así como, las traducciones que se publicaban por entregas se convierten en lecturas imprescindibles en la época.
c) Las polémicas surgidas alrededor del romancero y el teatro. Nicolás Böhl de Faber editó en este momento Floresta de rimas antiguas castellanas y el Teatro español anterior Lope y Agustín Durán hizo lo propio con el Romancero y Discurso con alabanzas a Lope y Calderón y ataques al teatro clasicista.
d) Las publicaciones de la revista El Europeo en el año 1823 y en lo que se considera el manifiesto del la literatura romántica: el prólogo escrito por Alcalá Galiano en la obra El moro expósito del Duque de Rivas.
e) La vuelta de los autores que emigraron y regresaron cuando se produjo el fin del absolutismo.
Un aspecto a destacar del romanticismo español es la renovación que hacen estos autores de la tradición. Zorrilla es un autor en el que podemos observar de forma clara esta renovación, pues busca inspiración en la literatura del romancero, en el teatro pre-lopista, en los grandes personajes de la literatura y los acomoda al gusto romántico. El romántico español no sólo fijará su atención en la Edad Media sino que también se interesa por otras épocas como el Barroco. De igual modo, estos autores buscarán en el folklore elementos para sus composiciones. El pueblo se convierte en parte importante de esta literatura.
Además, no debemos olvidar que la renovación hunde sus raíces también en el anhelo de libertad y el ansia de progreso como medios para la consecución de la mejora del ser humano.
Hacia el año 1850 puede darse por terminada la revelación del Romanticismo en España, aunque todavía quede importantes representantes como Rosalía de Castro o Bécquer.