Finalidad de la literatura
Para no confundir lo que se denominaría “funciones del lenguaje” con las funciones de la literatura, vamos a llamarla mejor “finalidad” y así evitar confusiones.
Por un lado, la literatura es para algunos autores una manera de evadirse de la realidad en la que viven y en la que no se sienten felices. El escritor convive con su profundo sentimiento de insatisfacción, su conflicto con la sociedad que le rodea, su fracaso en la adaptación y el sentirse impotente por no poder modificarla a su antojo. Así, el mundo literario que crea le ayuda a huir de éste.
Existen tres movimientos que utilizaron casi en su totalidad este fin y éstos fueron el barroco, el romanticismo y el modernismo.
La forma en la que puede ser desarrollado este proceso de evasión se puede hacer de varias formas. Una más experimental, buscando un tiempo y un espacio que aparecen en sus sueños o recordando algún detalle que pueda sacarle una sonrisa de su infancia; o de otra más abstracta inventando personajes cuyas personalidades les sean mucho más interesantes y atractivas de las personas que conoce en la vida real, creando paisajes paradisíacos, creando mundos ficticios, etc.
Por otro lado, existen autores que utilizan la literatura como vía para comunicar su conocimiento sobre un tema trascendental o divino. Un claro ejemplo de esto son todos los libros religiosos como La Biblia o El Corán, obras de escritores como san Juan de la Cruz y Dante o clásicos como La Ilíada y La Odisea de Homero.
Existen también otros autores que tienen como finalidad primordial a la hora de escribir sus obras la catarsis o la purificación tanto de él mismo como del lector. Lo que hacen para ello es recordar momentos dolorosos de su vida para liberarlos de alguna manera y así llegar a la paz interior. Éste suele ser el objetivo primordial de poemas que reflejan la pérdida de un amor o un ser querido como es el caso de Garcilaso, Petrarca o Aristóteles.
Otra finalidad que puede cara caracterizar a la literatura para otros autores es la hedonista, es decir, la del puro placer, como afirmó Horacio en alguna ocasión.
Una finalidad que realmente ha sido pocas veces utilizada en la literatura es la moralizadora o didáctica y esto es porque al querer intentar convencer de sus ideas o encaminar la mentalidad del lector hacia una idea concreta puede entenderse más bien como propaganda en lugar de literatura.
El escritor y pensador Jean- Paul Sartre en su ensayo “¿Qué es la literatura?” escribió con una finalidad del arte comprometido, es decir, utilizó su obra literaria como un método para poder ayudar a modificar el mundo para mejor y a comprometer al lector a que haga lo posible para evitar las injusticias manteniendo siempre el carácter estético de todo acto literario.
Por último, la finalidad primordial por excelencia de la literatura sería la de la belleza, llamado también “el arte por el arte” y dos claros ejemplos de ella son Juan Ramón Jiménez y Oscar Wilde.