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Heterónimo

Publicado por Pablo

heteronimo.jpg Heterónimo es el pseudo-autor o el autor ficticio de una obra cuando este autor es también un personaje de la misma. Se trata de un recurso del que se sirven algunos autores reales, que en dicho caso se llamaría ortónimo, cuando lo que quieren es crear una obra literaria distinta o bien paralela a la suya.

El término heterónimo proviene de los vocablos griegos ἕτερος (que significa «hetero», es decir, «diferente») y ωνυμος (que significa «onymos», es decir, «nombre»). La combinación resulta en «nombre diferente» o en «otro nombre».

Es bastante común confundir heterónimo con seudónimo, ya que ambos conceptos se mueven en un terreno muy similar. Hasta cierto punto, puede decirse que un heterónimo es un tipo de seudónimo que tiene la particularidad de poseer una biografía propia (e inventada), pero en realidad las diferencias son ligeramente más agudas.

El seudónimo en realidad no es más que un nombre falso que al autor inventa con fines varios, pero cuya invención no tiene consecuencias dentro del propio universo de la obra. El seudónimo no interviene ni participa en la obra. Es externo a ella. En cambio, el heterónimo no sólo es un nombre falso: mediante su uso el autor busca diferenciarse de las coordenadas habituales de su obra y adoptar nuevos registros. El autor, podríamos decir, se desdobla inventándose otro autor nuevo y distinto, con el que busca producir una obra diferente a la suya propia.

El heterónimo conoció su popularización en el romanticismo, aunque ya podemos reastrearlo en Shakespeare, Macpherson o Chatterton. Quien lo introdujo en la teoría literaria y se convirtió, a su vez, en su mayor y más famoso usuario fue el poeta portugués Fernando Pessoa, que utilizaba numerosos heterónimos para crear otras manifestaciones de sí mismo, con personalidades autónomas e independientes y con caracteres propios. Pessoa llegó a crear más de 70 autores de esta manera.

En la literatura española destaca su uso por Lope de Vega, aunque su mayor popularidad llegó con la generación del 98: Antonio Machado fue especialmente prolijo en ellos y tanto Juan de Mairena como su maestro Abel Martín responden a esta técnica; y Miguel de Unamuno creó al poeta becqueriano Rafael. Sin salir de la lengua española hay que destacar también el uso de esta técnica por Max Aub, que creó al falso pintor y escritor Jusep Torres Campalans, y a Julia Cortázar, cuyo personaje Morelli es también un heterónimo.

No obstante, quizá la época de mayor uso de heterónimos sea la victoriana, un auge que muchos han identificado con la crisis de la identidad burguesa y la escisión entre la identidad represiva victoriana frente a la pulsión sexual subconsciente. El monólogo dramático de Robert Browning o las obras de Oscar Wilde (El retrato de Dorian Grey) y de Robert Louis Stevenson (El doctor Jeckyll y Mr. Hyde) son buenos ejemplos de ello.

Además de los mencionados, otros autores también han utilizado heterónimos para explorar diferentes estilos literarios, para experimentar con nuevas formas de escritura o para expresar ideas que podrían ser controvertidas o inaceptables bajo su propio nombre. Por ejemplo, el escritor estadounidense Stephen King ha publicado varias novelas bajo el heterónimo de Richard Bachman.

El uso de heterónimos no se limita a la literatura. En el mundo de la música, por ejemplo, el cantante y compositor británico David Bowie creó varios heterónimos, como Ziggy Stardust y Thin White Duke, cada uno con su propio estilo y personalidad.

En el ámbito de las artes visuales, el pintor y escultor español Pablo Picasso también utilizó heterónimos. Durante su periodo azul y su periodo rosa, Picasso firmó algunas de sus obras como «P. Ruiz Picasso», en honor a su padre, el pintor José Ruiz Blasco.

En el mundo del cine, el director estadounidense Woody Allen ha utilizado el heterónimo de «Heywood Allen» en varias de sus películas.

En resumen, el heterónimo es un recurso literario y artístico que permite a los autores explorar diferentes estilos, ideas y personalidades, a la vez que mantiene una cierta distancia con su propio yo. Aunque puede ser confundido con el seudónimo, el heterónimo tiene la particularidad de ser un personaje en sí mismo, con su propia biografía y personalidad.