La Odisea
La Odisea es, junto con la Ilíada, la obra que da inicio a la literatura occidental. En este caso, se cuenta la historia de Odiseo –de ahí su nombre-, o Ulises para los romanos, cuando una vez ha finalizado la guerra de Troya, debe emprender la difícil vuelta a casa, Ítaca.
La obra narra acontecimientos separados espacialmente pero que suceden temporalmente a la vez. Así, asistimos por un lado a las peripecias de Odiseo y sus compañeros y, por otro, se nos presenta la situación en Ítaca, donde casi todo el mundo ha dado por muerto a Odiseo, el Rey. Todo el mundo excepto su esposa, la bella Penélope, y su hijo, el intrépido Telémaco, quien ávido de noticias sobre la situación de su padre, emprende en solitario un viaje a las islas vecinas para saber de su paradero, abriendo así una tercera línea argumental que se solapa igualmente con las otras dos.
La situación en Ítaca es grave, porque los representantes varones de las familias nobles de la isla, dando por hecho que Odiseo ha muerto, tratan de seducir a la reina mientras –según las costumbres locales- viven a cuerpo de rey en su palacio. La astuta Penélope siempre les presenta una excusa para no aceptar ninguno de sus ofrecimientos. Les dice que tejerá una prenda y que, cuando haya terminado, escogerá su futuro marido. Pero cada noche Penélope deshace lo tejido durante el día, de forma que la prenda nunca avanza y los pretendientes se desesperan ansiosos, aunque nada puedan hacer.
Esa es la situación que encuentra Odiseo cuando por fin regresa. El héroe quiere poner a prueba a los pretendientes, de modo que se disfraza de mendigo y se pasea por el palacio. La reina, una vez lo sabe, presenta a los pretendientes una última prueba: aquel que consiga doblar el arco de su marido ocupará su lugar. Nadie lo consigue, excepto el misterioso mendigo, que lo logra con suma facilidad. Y de esta forma, los pretendientes conocen su verdadera identidad: es nada menos que Odiseo. Inmediatamente se entabla una lucha sangrienta.
Así, la Odisea presenta dos partes bien diferencias: el viaje y naufragio de Odiseo y sus extraordinarias y peligrosas aventuras, por un lado, y su regreso y lucha por recuperar el trono, por otro.
Odiseo, de hecho, también aparece en la Ilíada, y no precisamente como un personaje menor. Es él quien, con su célebre astucia, empuja a los griegos a llevar a cabo el engaño del caballo, presentándoselo a los troyanos como un regalo de los dioses y ocultando dentro a los mejores soldados griegos. Después de haber derrotado a los troyanos, de vuelta ya a casa, es cuando Odiseo naufraga. De modo que el final de la Ilíada es prácticamente el comienzo de la Odisea.
Sin embargo, tienen una diferencia ambas obras. Las descripciones de la Ilíada mantienen una base real, mientras el viaje de Odiseo es totalmente ficticio. Aun así, algunos autores han tratado de establecer una base real e identificar geográficamente aquellos lugares en los que, según la historia, estuvo Odiseo. No parece que hayan llegado a ninguna conclusión coherente.