Literatura griega
La literatura es una de las más antiguas, prolíficas e importantes del mundo. No en vano fue en la Grecia antigua donde, podríamos decir, nació la literatura occidental, estableció el canon más imitado, que luego pasó a Roma y de allí se extendió a todos los reinos cristianos de la Edad Media.
Fue Homero el primer autor de quien realmente tenemos noticia, pues el estudio de la literatura en épocas tan antiguas no es fácil y presenta muchas lagunas. Al menos, se le atribuyen a él dos obras capitales de la literatura occidental: la Ilíada y la Odisea; la primera referente a un episodio de la Guerra de Troya, la segunda a la vuelta de uno de los héroes, Odiseo, de aquella misma guerra. Hesíodo fue el otro el otro gran autor de esta primera etapa.
Posteriormente a estos grandes escritos épicos, durante los siglos VIII y VII a.C., se desarrolló la poesía, o la lírica como la llamaron los propios griegos. Píndaro, Safo, Anacreonte y otros fueron los que más destacaron.
En el siglo V, durante el gran esplendor de Atenas, alcanzaron la cima literaria otra serie de autores que desarrollaron fundamentalmente dos géneros, dos géneros de importancia superlativa pues serían los dos principales géneros sobre los que iba a pivotar la literatura europea desde entonces: la tragedia, por un lado, y la comedia por otro. Como autores trágicos destacaron Esquilo («La Orestíada»), Sófocles («Antígona») y Eurípides («Medea»). En la comedia el autor más grande fue Aristófanes, autor de «Lisístrata», «Las avispas» y «La asamblea de las mujeres», entre otras.
La historiografía como tal también nació en esta época, con las obras de Heródoto y, sobre todo, Tucídides. Y, cómo no, la filosofía también llegó a su punto culminante con tres autores que se sucedieron: Sócrates, Platón y Aristóteles (aunque sólo los dos últimos nos legaron escritos).
Después de este esplendor clásico llegó una cierta decadencia, aunque matizada aquí y allá con autores como Polibio (griego que escribió en Roma) o Plutarco, así como, más adelante, Romano el Mélodo y Propocio de Cesaréa, que lo hicieron durante la época bizantina.
Es importante mencionar que, a pesar de la decadencia, la literatura griega continuó evolucionando y adaptándose a los cambios de la sociedad y la cultura. Durante el periodo helenístico, por ejemplo, surgieron nuevas formas de expresión literaria, como la novela. Este género, aunque no tan conocido como la poesía o la tragedia, tuvo una gran influencia en la literatura posterior, especialmente en la romana.
En la época bizantina, la literatura griega experimentó una renovación, con la aparición de nuevos géneros y estilos. Los autores de esta época se inspiraron tanto en la tradición clásica como en la cristiana, creando obras de gran originalidad y profundidad.
No mucho más se puede decir de la literatura griega medieval. Hay que esperar a la Edad Moderna y, sobre todo, a la Contemporánea para volver a citar a autores griegos de gran talla, tales como Papadiamantis, Cavafis, Kazantzaks, Seferis, Ritsos, Elytis o Kraiotis.
En el siglo XIX, con la independencia de Grecia, se produjo un renacimiento de la literatura griega, con autores que buscaron recuperar la grandeza de la antigüedad clásica, pero también reflejar la realidad de su tiempo. Este movimiento, conocido como la Generación del ’30, tuvo una gran influencia en la literatura griega contemporánea.
Constantino Cavafis, laureado poeta de principios del siglo XX, y Girgos Seferis, a la sazón Premio Nobel de Literatura, son probablemente los autores más destacadas de este último siglo.