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La tragedia griega. Sófocles.

Publicado por Pablo

SófoclesLa tragedia griega encontró dos autores fenomenales que, junto con Esquilo, pasaron a la historia como los que más lejos supieron llevar este popular género dramático. Estos dos autores fueron Sófocles y Eurípides.

Sófocles, que tuvo la fortuna de vivir casi al completo el maravilloso siglo de Pericles, dominó la escena ateniense por alrededor de sesenta años, nada menos. Era hijo de un rico armero de Atenas, llamado Sófilo, y se dio a conocer pronto como uno de los mejores escritores de su época. Con sólo dieciséis años fue elegido director del coro de muchachos que había de festejar la victoria griega en Salamina. Y pocos años después, alcanzó la primacía entre los autores de tragedias, venciendo en el concurso anual a quien había sido el gran dominador de los años anteriores, Esquilo. El relevo generacional estaba hecho.

Durante toda su vida, Sófocles perfeccionó todavía más la tragedia griega, llevándola hasta nuevos límites y deleitando a sus asombrados coetáneos. Entre sus reformas, destacó por añadir un tercer actor, y por elevar a quince el número de integrantes del coro, que hasta entonces conformaban doce miembros. Utilizó el coro para expresar sus ideas, y su opinión acerca de lo que transcurría en la obra. Dio más desarrollo al diálogo, y dotó a la acción de un profundidad psicológica mucho mayor que la que había tenido con Esquilo, y con anteriores autores. La soledad del héroe se convirtió en uno de los temas más recurridos.

Desafortunadamente, y al igual que ocurría con Esquilo, sabemos que la carrera de Sófocles estuvo plagada de obras, pero hoy sólo conservamos siete. Los más brillantes son, sin duda, Edipo Rey, Electra y Antígona. En Edipo Rey nos cuenta Sófocles la historia de Layo, rey de Tebas, que asustado por las premoniciones de un oráculo que le dice que su hijo Edipo lo matará cuando llegue a la edad adulta, ordena que se le dé muerte al pequeño. Sus órdenes, sin embargo, no se cumplen, y el bebé es entregado a un pastor ajeno a todos estos problemas, que lo cría lejos de Tebas. Cuando, años más tarde, un Edipo ya convertido en hombre regresa al que había sido su hogar, ocurre lo inevitable: el joven mata a su padre, sin siquiera conocer su identidad, en un encuentro fortuito, cumpliendo sin tampoco saberlo el anuncio del oráculo. Más adelante se casa con su madre, Yocasta, y toma el poder en Tebas, sin saber aún su verdadera identidad. Como consecuencia del parricidio y del incesto, la ciudad sufre una peste, y Edipo acude a los oráculos para recibir consejo y ayuda. Estos, para complicar aún más la historia, le dicen que la única forma de poner fin a la peste es vengar la muerte de Layo, su padre, aunque él sigue sin saberlo. Cuando por fin lo averigua, se perfora los ojos y se auto-condena al destierro, mientras Yocasta se ahorca. Así termina la obra cumbre de este genial autor, cuya fama ya alcanzó grandes cotas en vida, y que luego pasó justamente a la historia como uno de los grandes.