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La poesía árabe

Publicado por Pablo

Poesía árabeAhora que ya conocemos la literatura árabe tanto en su época preislámica como en la época posterior a Mahoma, en su vertiente de relatos cortos y cuentos, es el momento de que nos ocupemos de otro aspecto literario en el que los árabes alcanzaron cotas sublimes: la poesía.

En un principio, la lírica árabe no se vio demasiado influida por la difusión de la nueva religión. Antes bien lo contrario, hay testimonios de poetas del siglo VII que se burlaban de Mahoma y sus seguidores, como fue el caso de Kab ibn Zuhayr. En concreto, este último poeta fue tan lejos en sus críticas que el propio profeta le amenazó de muerte si no rectificaba. Al final, Zuhayr se presentó ante Mahoma con un poema en el que lo colmaba de dichas y virtudes, lo que calmó los ánimos del profeta. El poema, además, se convirtió en uno de los más difundidos de la época. Era costumbre entre los poetas de aquella época el burlarse de casi todo. Así lo hacía, por ejemplo, al-Hutaya, el Enano, que hacía mordaces versos sobre su mujer, sus hijos y sobre la propia muerte.

En esta misma época, muy cercana todavía a la vida del profeta, se formaron dos escuelas de lírica amorosa distinguidas por su peculiar forma de tratar el amor. Una era la de los udríes, de gran elegancia moral, que buscaba siempre un sentimiento puro marcado por la nostalgia de la separación de la amada. La otra escuela, en las grandes ciudades de La Meca y Medina, daba más prioridad a la sensualidad e incluso a la obscenidad.

Pero los grandes renovadores de la poesía árabe fueron otros, como Abu Nuwas, que entre finales del siglo VII y principios del IX hizo una poesía desvergonzada y cínica. También destacó su contemporáneo Abu-l-Atahiyya, que se dedicó a cantar la vanidad de las pasiones y la fragilidad de los bienes materiales. Y, por último, el otro gran renovador fue Ibn al-Mutaz, que escribió interesantes descripciones de tertulias literarias. Como curiosidad, este poeta fue califa durante un día, en el año 908. El mismo día de su nombramiento fue asesinado.

Otros tres fueron los poetas que más destacaron entre el siglo X y el XIII. Al-Mutanabbí, que llegó a ser considerado como el mejor de todos los poetas árabes por su novedosa forma de describir la vida de los beduinos a través de hermosas expresiones y metáforas, fue el más destacado y admirado. Abu-l-Alá-al-Maarí se inició leyendo al anterior, como era habitual dada su enorme fama y prestigio. Sus poemas, en cambio, se caracterizaron por una gran preocupación moral y religiosa, con un tono escéptico que dejó claro en uno de sus más famosos versos: “El mundo se compone de dos clases de hombres: religiosos sin inteligencia e inteligentes sin religión”. El último gran poeta árabe de esta época fue Ibn-al-Farid, que vivió en la primera mitad del siglo XIII. Se preocupó, sobre todo, de la vida espiritual y contemplativa, y dedicó su poesía a expresar su amor por Alá.