Literatura infantil
La literatura infantil es el sector de la literatura que va dirigida a los niños. Agrupa así obras literarias de cualquier tipo de nacionalidad, género y época, que la sociedad, por convención, considera aptas para que sean leídas por los más pequeños, ya sea por sus valores morales, su acción divertida o entretenida, o la ausencia en ellas de elementos sólo aptos para un público más adulto.
Es importante recalcar aquí que si bien existe -y más aún en nuestros días- un particular género literario que es directamente escrito para el disfrute del público infantil, la literatura infantil es más amplia. En ella habría que incluir también otras obras, que si bien no fueron escritas para niños, pueden ser disfrutadas por éstos.
Por ejemplo, Julio Verne no escribió «20.000 leguas de viaje submarino» o «Viaje al centro de la tierra» para que la leyeran los niños, pero hoy muchos niños leen estas obras, pues sus padres las consideran aptas para ellos. «Los viajes de Gulliver», «Platero y yo» y «La isla del tesoro» son más ejemplos del mismo fenómeno: obras que pueden ser leídas y disfrutadas verdaderamente por todos los públicos, ya que contienen acción y aventuras, carecen de sexo y violencia, y son fácilmente comprensibles.
Pero, por otra parte, la mayor parte de la literatura infantil está conformada hoy en día por textos que sí son explícitamente escritos pensando en los niños. Dentro de éstos abundan los libros fuertemente ilustrados, que facilitan la comprensión y la diversión de los más pequeños, así como los libros de ficción fantástica, los libros de biografías narradas de modo sencillo, y los libros de poesías y versos, frecuentemente con algún toque de humor. Este tipo de literatura siempre trata de incentivar la creatividad, estimular la imaginación, mejorar el reconocimiento gráfico-verbal del niño y ampliar su vocabulario. Obviamente también tiene objetivos culturales, como la transmisión de valores morales y la perpetuación de la tradición cultural.
Además, muchos de ellos han ido convergiendo con otro tipo de literatura similar, la «literatura juvenil», pensada para adolescentes y jóvenes. Mucha de esa «literatura juvenil» es perfectamente apta para los más pequeños, lo que de hecho ha terminado por germinar en una nueva etiqueta llamada «literatura infantil y juvenil» o «LIJ». La saga de «Harry Potter», o la más antigua de «El señor de los anillos», bien pueden ser leídas tanto por niños como por adolescentes y jóvenes.