Miguel Hernández (II)
Continuando el estudio sobre la obra poética del autor Miguel Hernández iniciado en el artículo anterior(puedes consultarlo pinchando en el siguiente enlace: Miguel Hernández), hoy comenzamos destacando uno de los poemas más conocidos de este autor incluido en la obra El rayo que no cesa, que ya citamos con anterioridad; se trata, pues de la Elegía dedicada a su gran amigo Ramón Sijé. En este poema, Miguel Hernández ofrece al mundo, en forma de palabras, sus sentimientos de dolor ante la muerte demasiado temprana de un ser tan querido para él. El poema, que se halla escrito en tercetos encadenados, combina los buenos recuerdos que el autor guarda de su amigo con el profundo dolor que origina en él su pérdida prematura.
El siguiente libro nacido de la pluma de Miguel Hernández es del año 1937 y recibe el nombre de Viento del pueblo. Los poemas de esta obra muestran a un poeta comprometido social y políticamente, aparecen en él poemas épicos y otros que muestran una gran preocupación ante los acontecimientos originados por la guerra civil. Una vez más el autor siente la muerte de cerca, en esta ocasión como una amenaza más real si cabe. Ante la necesidad de expresar todos esos sentimientos y sensaciones causado por la inmediatez de la guerra vivida en primera persona, el escritor dará más importancia al lenguaje directo que a la perfección estética. La obra que seguirá a esta es El hombre acecha, ya del año 1939, y también tratará la angustia y la pena que la guerra causa al hombre que la sufre. El libro, compuesto por diecinueve poemas que muestran distintos tonos como el afligido, el combativo, el social o el político, no podrá ser publicado en vida del autor y no verá la luz hasta principios de los ochenta, concretamente hasta el año 1981.
Entre los años 1938 y 1941, Miguel compone la que será la última obra de su trayectoria poética, es la titulada Cancionero y romancero de ausencias. Con el empleo de versos cortos y un lenguaje depurado, el autor compone una serie de poemas formalmente perfectos que le sirven para rebelarse contra la injusticia y contra su encarcelamiento. En esta situación, los recuerdos y el amor que siente hacia su esposa y su hijo serán el bálsamo que alivien el dolor y la desesperación que producen en el poeta su actual situación. Cabe destacar, el maravilloso poema Nanas de la cebolla, que Miguel Hernández escribirá a su segundo hijo tras conocer en una carta enviada por su esposa Josefina que este se alimentaba a base cebolla y pan, y donde la tristeza ante tales circunstancias y el amor tan grande que siente hacia el hijo se recrean en preciosos versos.
Tras este paseo por la vida y obra de este singular poeta, solo podemos añadir que Miguel Hernández con su humanidad, con sus ansias de justicia, libertad y amor conquistó a los poetas de la posguerra, quienes lo convirtieron en todo un símbolo de la pasión, la sinceridad y la palabra hermosa en la poesía.