Miguel Hernández (I)
Hoy, en La Guía 2000, vamos a estudiar la figura de un autor tan especial y original que resulta difícil englobarlo en una corriente artística concreta; sin duda, nos referimos al poeta Miguel Hernández.
Miguel Hernández (1910-1942) nace en un pueblo de la provincia de Alicante llamado Orihuela, recibió una breve educación de mano de los jesuitas que debió abandonar para trabajar junto a su padre en el campo alicantino cuidando un rebaño de cabras. Este cabrero, pronto empezó a mostrar gran interés hacia la literatura leyendo a los autores clásicos más importantes y compartiendo sus impresiones en tertulias literarias. Al lado de su gran amigo Ramón Sijé, escritor también nacido en Orihuela, Miguel irá adquiriendo conocimientos culturales. Más tarde, el poeta se traslada a la capital española y allí se encontrará con la amistad de los poetas de la Generación del 27, con Vicente Aleixandre tendrá una amistad especial, y también tendrá relación con el escritor Pablo Neruda, quien dejará huella en su poesía. Al declararse la guerra civil española, Miguel Hernández luchará tanto con su poesía como con las armas al lado del bando republicano. En cuanto a su vida sentimental, Miguel contrajo matrimonio con Josefina Manresa, con quien tuvo dos hijos, el primero de ellos muerto al poco tiempo de nacer, a los que dedicará varias de sus obras. Al finalizar la guerra civil, Miguel es apresado y pasará en la cárcel de Alicante el resto de su vida hasta que una afección pulmonar le arrebatara la vida a los 31 años de edad el 28 de marzo de 1942.
Tras este breve repaso biográfico, ahora nos centraremos en el estudio de su obra literaria:
La poesía de este gran poeta se opone totalmente al arte deshumanizado, defendido por el filósofo Ortega y Gasset a mediados de la década de los veinte; ya que, en la obra de Miguel, con un tono viril y conmovido, la humanidad y la sinceridad están presentes en cada verso. A estos aspectos le acompaña, además, una gran perfección formal, el empleo de metáforas llenas de expresividad, el tema de la vida en el campo que él tan bien conocía y, cómo no, el tema del amor en todas sus manifestaciones, que será el gran motor de su poesía.
La primera obra de Miguel Hernández es la titulada Perito en lunas, compuesta en 1933; en ella, se observa una clara influencia del escritor del Siglo de Oro, Luis de Góngora, y no posee una especial relevancia. El siguiente libro que encontramos en su trayectoria poética es del año 1936 y se titula El rayo que no cesa, aquí el poeta ya ha absorbido una gran cantidad de influencias literarias y se muestra más maduro y personal. En los poemas recogidos en este libro, Miguel Hernández muestra al lector sus profundos deseos de vida y amor que no se hayan satisfechos, así como la necesidad de perpetuarse. Pero todos estos sentimientos se hallarán oscurecidos por el dolor y la amenaza de la muerte.
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