Novela italiana
En la historia de la literatura italiana, la novela existe como género propio prácticamente desde los inicios. Sin embargo, y al igual que en el resto de países europeos, irá adquiriendo una mayor cuota de importancia -hasta, incluso, superar a la poesía y al teatro- conforme nos vamos acercando a la actualidad.
Ya en el duecento (denominación italiana para el siglo XIII) existe, sobre todo en los ámbitos urbanos, un género nuevo, fresco y original llamado novellino; una adaptación de los franceses poemas de caballerías que causan furor entre la incipiente clase burguesa, afirmando sus valores de gentileza, cortesía y caballerosidad.
En el siglo XIV -o trecento– la novela evoluciona hacia dos vías distintas. Por un lado, surge una novela moral y religiosa representada mejor que nadie por el dominicano Jacopo Passavanti y su obra El espejo de la verdadera penitencia.
La otra vía que se abrió en esta época fue la de una novela destinada al puro entretenimiento, al placer de los sentidos. En este sentido, Giovanni Bocaccio escribió algunas de las obras más bellas no sólo de su tiempo, sino de toda la literatura italiana. El Decameron, que no es una novela sino una ecléctica colección de ellas, es en efecto una de las grandes obras de la literatura italiana. Tuvo tanto éxito que desencadenó un torrente de imitadores, como Franco Sacchetti.
Durante el siglo XV -el quattrocento– la novela se tiñe de humanismo, y adquiere un rasgo fundamental de la novela moderna: la unidad. Hasta entonces las novelas eran conjuntos de historias breves; ahora se convierte en un texto extenso con un argumento único. Los autores principales son los grandes humanistas del siglo XV: Brunelleschi, Donatello, Alberti, Poliziano.
Superado el humanismo, en el cinquecento los autores recuperaron a Bocaccio, siendo la mayoría de las novelas meras imitaciones del Decamerón. Bandello, Straparola y Nicolás Maquiavelo fueron los más notorios novelistas -amén de pensadores- del siglo.
Los dos siglos posteriores son de decadencia para la novela italiana, y pocos son los autores destacables más allá de Gaspare Gozzi y Antonio Cesari. En el ottocento, el siglo del romanticismo, Italia empieza a recuperar su antigua altura con Giuseppe Giusti, Carlo Lorenzini -autor del célebre Pinocho-, Giovanni Verga, Gabriele D’Annunzio y Ugo Tarchetti.
Y finalmente, en el novecento -o siglo XX- en Italia surgen algunos novelistas de talla internacional, tales como Luigi Pirandello, Massimo Bontempelli, Alberto Moravia -autor de La Romana-, Dino Buzzati, Achille Campanile o Ennio Faiano.