Poesía religiosa en el siglo XVI (I)
En la segunda mitad del siglo XVI nos encontramos un nuevo tipo de literatura que alcanzará gran importancia en esta época, se trata de la de la poesía de corte religioso. En este momento de la historia surgen nuevas corrientes con un profundo interés en la religión que vuelven su mirada hacia una moral severa, no extraña, por tanto, el resurgimiento de la literatura religiosa. Junto a esta poesía de tipo religioso, la poesía cortesana también encuentra su sitio en este periodo del Renacimiento, aunque no alcanzará la relevancia que consigue la lírica de tema religioso. Veamos pues, ahora, con detenimiento las características propias de este tipo de poesía tan importante en la segunda mitad del Renacimiento español.
En esta poesía religiosa, podemos establecer dos corrientes diferenciadas: por una lado, podemos hablar del Ascetismo; mientras que por otro, hallamos la Mística. A continuación veremos las características y autores más relevantes del Ascetismo, dejando para el artículo de mañana la Mística.
– El Ascetismo.
La palabra que da nombre a esta movimiento religioso viene del griego y significa contemplación. Este significado ya nos da una pista sobre lo que persiguen los autores que cultivan este tipo de poesía, ellos pretenden conseguir la perfección moral a través de la contemplación. Para llegar a tal fin, los ascetas se fijan en la figura de Jesucristo, quien se convertirá en un modelo a seguir, teniendo siempre en cuenta lo que se halla escrito en los libros sagrados.
En esta literatura encontramos al hombre que trata de acercar su alma a Dios a través del perfeccionamiento, del abandono de las cosas terrenales, del deseo de mejora y de la fe en la bondad de Dios; sin embargo, el ascenso total hasta la Divinidad no llega a lograrse del todo.
Fray Luis de León es el autor de mayor relevancia que cultiva este tipo de poesía religiosa. Podemos ver estas características en obras poéticas como Noche serena o Canción de la vida solitaria. Aunque también empleó la prosa para transmitir el mensaje asceta, como podemos ver por ejemplo en obras como La perfecta casada, Exposición del Cantar de los Cantares, en Exposición del Libro de Job o en la conocida obra De los nombres de Cristo.
Aunque Fray Luis de León sea la cabeza más visible de esta corriente, junto a él en la ciudad de Salamanca, en torno a la Universidad, existe un grupo de autores que siguen esta corriente y que conforman la «Escuela salmantina». Se trata de una serie de amigos y discípulos de Fray Luis unidos por intereses poéticos comunes. Algunos de los nombres que más fuerza tomaron en este grupo son los de: Benito Arias Montano, Alonso de Mendoza, Francisco Sánchez de las Brozas, Basilio Ponce de León, Miguel Termón o Juan Almeida.
Fuera ya de esta «Escuela salmantina» también es destacable la figura de otro Fray Luis, en este caso de Granada. Este autor compuso, entre otros escritos, la afamada Guía de perdedores.
¡No olvides completar esta lectura con el post de mañana!