Siglo XIX
Los siglos que precedieron al siglo XVIII, destacaron por la expansión y revolución creadora, sin embargo, en el siglo XVIII lo que se hizo más bien fue repetir las fórmulas que se utilizaron con anterioridad diferenciándose en gran medida con la libertad y creatividad con la que se creaba en las anteriores épocas.
A pesar de esto, sí que se mejora en las áreas de la crítica y la erudición, por lo que se puede compensar con ello la escasez de creatividad.
En lo relativo a la corrección gramatical, se tiende en el siglo XVIII a aplicar normas ya aceptadas evitando dispersarse.
En 1713 se crea la Real Academia Española de la Lengua, quien publicará obras a lo largo de esta época tan célebres como: «Diccionario de autoridades», «Ortografía» y «Gramática». También fueron los responsables de realizar la edición del «Quijote» y del «Fuero Juzgo».
Los eruditos del siglo XVIII, aunque no siempre lo hacía correctamente, intentaron indagar en el origen de la lengua y, al mismo tiempo, realizaron tareas de búsqueda literaria.
Tomás Antonio Sánchez, se encargó de publicar la obra «Colección de poesías castellanas anteriores al siglo XV», el «Libro de Buen Amor», los poemas de Berceo y Alexaindre y el «Cantar del Mío Cid».
El principal objetivo de las áreas culturales del siglo XVIII era luchar contra la desfachatez y el mal gusto con el que se trabaja en la anterior época barroca y las ingeniosidades de la clase plebeya.
El padre Isla escribió una obra en 1758 que marcará una posición absoluta contra las aberraciones barrocas. Se trata de la obra «Fray Gerundio de Campazas», la cual, en contrapunto, también dio lugar a muchas críticas y abundantes protestas.
Dos autores posteriores como son Cadalso y Moratín, utilizarán como modelo las bases del padre Isla en sus obras.
En esta época las obras contenían muchos galicismos entre su léxico, lo que provocó que algunos literatos reaccionaran contra ello. Sin embargo, otros autores como Jovellanos y Moratín, entre otros, prefirieron quedarse en el término medio.
El género periodístico que estaba en su momento de creación y revolución, se encargará de difundir los nuevos usos e ideas.
LA LITERATURA DIECIOCHESCA
Lo que caracteriza principalmente a las obras literarias del siglo XVIII es la coexistiencia obligatoria que deben hacer las dos corrientes más influyentes del momento y que no tenían absolutamente nada qué ver. Se trata de la corriente popular y la culta.
Por un lado, la corriente popular es costumbrista y barroca y se extenderá durante tanto tiempo que hasta la misma clase social alta acabará haciendo uso de ella, tal y como reflejó Goya en sus obras pictóricas.
Por otro lado, la corriente culta e ilustrada, pretendía imitar el clasicismo francés y contaba con el apoyo de las personalidades políticas. Este grupo era mucho más minoritario que el anterior.
Al finalizar el siglo XVIII, el prerromanticismo hará su influencia en ciertos autores pero de una manera muy liviana.