El diccionario español
El diccionario de español fue creado por la Real Academia Española en el año 1713. Aunque hoy en día lo conocemos por el nombre de Diccionario de la Real Academia Española, contraído por las siglas DRAE, ha tenido diferentes denominaciones a lo largo de la historia:
En un primer momento fue llamado Diccionario de las autoridades, ya que estaba compuesto por expresiones y vocablos que utilizaban los autores de la época. Sin embargo, esta primera obra contiene numerosas erratas y fallos pues, en ese tiempo, muchos voluntarios colaboraron para dar a conocer voces de todas las partes de España, los cuales al poco tiempo dejaron de hacerlo ya que su ayuda no fue mencionada ni reconocida en ninguna parte.
En el año 1780 su título fue modificado por el de Diccionario de la lengua castellana compuesto por la Real Academia Española, y en el 1817 se cambió por Diccionario de la lengua castellana por la Real Academia Española. No fue hasta su decimoquinta edición, en el año 1925, cuando la lengua ya se consideraba española en lugar de castellana, dejando ya el nombre que continúa en la actualidad: Diccionario de la lengua española.
A lo largo de los años ha tenido un total de veintidós ediciones, en las que tanto se añadieron como se eliminaron términos, ya fuera por su uso extendido en el lenguaje cotidiano de los ciudadanos del país, o por su falta de éste, respectivamente. Pues bien, este tema ha dado algún que otro quebradero de cabeza a los académicos pues ha provocado en varias ocasiones un descontento entre los españoles, ya que se han validado términos que, hasta hace poco, eran incorrectos y estaban presentes en el vocabulario de personas analfabetas. La aceptación por parte del Diccionario de la lengua española de términos como los que te voy a mostrar a continuación fueron ejemplos claros de esta polémica de la que te hablo:
– Asín, considerándolo como un vulgarismo de así.
– Almóndiga, como otra manera de decir albóndiga.
– Toballa, sinónimo de toalla.
– Murciégalo (aunque la mayoría de los españoles lo desconozcan, resulta que la palabra culta, que proviene del latín y que existía antes de la que conocemos como murciélago, era ésta, con lo que la primera es la que tendría que ser la más correcta)
– Crocodilo (ocurre lo mismo que con la palabra murciégalo, la culta es crocodilo, no cocodrilo)
– Cederron por CD-ROM (ambas válidas)
– Güisqui por Whisky (ambas válidas)
¿Tú eres también de los que opinan que es una aberración aceptar estos vulgarismos en nuestro diccionario o eres de los que estás esperando a que palabras como “cocreta”, “amoto” o “endeluego” aparezcan en el DRAE?