Implemento
La lingüística, como cualquier otra disciplina científica, no es ente detenido, sino que continuamente se interroga a sí misma sobre la idoneidad de los conceptos asumidos. De esta forma, lo que en un tiempo se da por sabido y correcto, en otro tiempo puede ser desplazado cuando una nueva corriente o escuela de estudio aborda los mismos temas desde puntos de vista opuestos, proponiendo nuevos tratamientos y ofreciendo nuevas soluciones.
El implemento, tema que hoy tratamos, es una consecuencia de ello. Es, en realidad, un concepto que podríamos definir como argumento del verbo, y que concuerda, la mayoría de las veces, con otro concepto lingüístico que conocemos como complemento directo u objeto directo del verbo.
Entonces, si ya tenemos una categoría gramatical perfectamente funcional, como es el complemento del verbo, ¿por qué hemos de inventar el implemento? Es una justa pregunta que a continuación tratamos de contestar.
El implemento como nueva nomenclatura proviene de la escuela lingüística funcionalista, cuyo abanderado en España es Emilio Alarcos Llorach. Esta corriente consideró que el complemento directo no explicaba de forma completamente satisfactoria toda la casuística relacionada con el complemento verbal relacionado con la transitividad. Así, si bien muchos complementos del verbo son perfectamente opcionales y secundarios (como el indirecto o los circunstanciales), los verbos transitivos requieren un objeto donde depositar el peso de la acción. El funcionalismo los considera diferentes, y requiere por lo tanto un concepto acorde.
El implemento es por lo tanto el argumento requerido por los verbos transitivos, que sólo puede aparecer en oraciones activas. Cuando la oración es de tipo pasivo, el implemento desaparece y su función la realiza el sujeto.
En castellano, el implemento puede construirse de una doble manera: anteponiendo a un sintagma nominal la preposición «a» (y sólo esta preposición) o no anteponiendo ninguna.
Esta dualidad es una particularidad del idioma español y otra de las causas de la necesidad del implemento frente al complemento directo, en opinión de los funcionalistas. Así, sería implemento tanto «el perro persigue sombras» como «el perro persigue al gato», aunque ambos implementos sean sintagmas de diferente tipo.
El implemento puede ser sustituido en cualquier situación por los pronombres lo, las, los o las, en función de cuál sea su conjugación. Y puede identificarse de la misma manera que se identifica el complemento directo: sustituyéndolo por uno de estos pronombres o bien trasformando la oración a la voz pasiva e identificando el sujeto de la nueva oración.
Además, es importante señalar que el implemento, a diferencia del complemento directo, no puede ser omitido sin que la oración pierda su sentido completo. Esto se debe a que el implemento es esencial para la transitividad del verbo, es decir, para que la acción del verbo se complete. Por ejemplo, en la oración «El niño come», el verbo «come» requiere de un implemento para completar su sentido: «El niño come manzanas». Sin el implemento «manzanas», la oración queda incompleta.
Por otro lado, el implemento también puede aparecer en oraciones con verbos intransitivos, aunque en estos casos no es obligatorio. Por ejemplo, en la oración «El niño corre», el verbo «corre» es intransitivo y no requiere de un implemento para completar su sentido. Sin embargo, podríamos añadir un implemento para aportar más información: «El niño corre la maratón».
En este sentido, el implemento no sólo aporta información adicional sobre la acción del verbo, sino que también puede modificar su significado. Por ejemplo, en la oración «El niño rompe el jarrón», el verbo «rompe» adquiere un sentido de destrucción gracias al implemento «el jarrón». Sin este implemento, el verbo «rompe» podría tener un sentido más abstracto o general.
Por último, es importante mencionar que el uso del implemento no se limita al español. De hecho, este concepto es aplicable a todas las lenguas que poseen una estructura de oración sujeto-verbo-objeto, como el inglés, el francés o el alemán. En estas lenguas, el implemento también juega un papel crucial en la construcción de las oraciones y en la expresión de las relaciones semánticas entre sus componentes.