La creación literaria
En este artículo vamos a hablar de la creación literaria y de los elementos que intervienen en ella. La creación literaria es en sí un acto comunicativo y como tal constatará de todos los elementos que constituyen cualquier acto lingüístico que trate de comunicar algo. Así, el escrito realizado será el mensaje que se pretende transmitir, este mensaje será lanzado por un emisor que será el escritor y recibido por un receptor que será el lector a través de un determinado canal, normalmente el papel aunque hoy en día con la llegada de las nuevas tecnologías podemos encontrarlo expresado en otros formatos. Además, como todos los demás actos comunicativos, este se desarrollará en unas determinadas circunstancias históricas y sociales y en un contexto lingüístico concreto, siempre expresado mediante un código que emisor y receptor han de compartir para que el mensaje sea comprendido. Veamos ahora cada uno de estos elementos con más detenimiento:
1. EL EMISOR.
Generalmente, el emisor de un mensaje de carácter literario recibe el nombre de autor. Más concretamente suele llamársele escritor, pero esta sigue siendo una denominación poco específica si pensamos que dentro de la literatura existen diversos géneros y el creador de cada uno de ellos posee un nombre distinto. De este modo, el compositor de obras pertenecientes al género lírico se le llamará poeta, al emisor de obras narrativas; novelista, al compositor de piezas teatrales; dramaturgo, al escritor de ensayos; ensayista, etc.
Atendiendo a diferentes criterios, podemos señalar distintos tipos de autores:
1. Autor individual o colectivo: Normalmente, nos encontraremos a un autor individual, es decir, ante un solo escritor que crea su obra de forma personal; pero, también es posible encontrar obras literarias compuestas por dos o más autores que colaboran conjuntamente para la creación de un texto literario.
2. Autor anónimo o conocido: En la actualidad, habitualmente las obras literarias aparecen firmadas por el autor que les dio vida; pero, a lo largo de la historia de la literatura encontramos muchas obras de las que se desconoce su autoría. El anonimato en un texto de carácter literario puede atender a distintos motivos:
a) El emisor no quiso revelar su nombre. Esto puede deberse también a diversas razones:
– Miedo a ser perseguido por el contenido expresado en el texto.
– No conceder relevancia alguna al hecho de ser el creador de la obra en cuestión y considerarla, por tanto, perteneciente a la colectividad.
b) Se desconoce el nombre del autor porque se ha perdido con el paso de los siglos.
c) Aparece el nombre del autor, pero no se tiene ningún dato sobre este y, por ende, resulta un total desconocido.
2. EL RECEPTOR.
En cuanto al receptor podemos establecer dos tipos:
a) El receptor-lector: aquel recibe el mensaje por medio de la escritura.
b) El receptor-oyente: aquel que recibe el mensaje de forma oral.
3. EL CANAL.
El medio por el que se transmite el mensaje literario también es variado. Por un lado, si el mensaje se lanza de forma escrita podremos encontrarlo en códices, libros, periódicos, Internet, panfletos, etc., y, por otro, si el mensaje es oral los medios de transmisión pueden ser, entre otros, el disco, la radio, los audiolibros, etc.
4. LAS CIRCUNSTANCIAS HISTÓRICAS Y EL CONTEXTO LINGÜÍSTICO.
Toda obra literaria nace en un determinado momento histórico en el que vive una clase de sociedad concreta. De esta forma, en el texto no solo aparece la personalidad del creador sino que todo lo que la sociedad del momento añade a su manera de ver e interpretar las cosas. Por esto, cuando se estudia una obra literaria no solo se atiende a la figura del escritor sino al contexto histórico-social en el que fue parida. Peor no solo estas circunstancias son imprescindibles para comprender una obra literaria, también es necesario conocer el contexto lingüístico del momento; así, saber cuáles son temas, géneros y formas imperantes en esa época ayudan a comprender mejor las obras literarias.
5. EL CÓDIGO.
La lengua en la que se expresa el mensaje literario constituye el código. En las obras literarias este código es tratado de forma distinta a cuando se emplea en cualquier acto comunicativo no literario, pues en él se emplean distintos recursos literarios que dan al lenguaje una belleza expresiva especial.