Oraciones pasivas
La forma activa y la forma pasiva son dos maneras diferentes de dar a conocer la misma información. Se dice lo mismo, pues, pero de diferente forma. La forma activa es la manera natural de hablar en español, y se basa en el uso de los tiempos naturales de los verbos. Una oración activa queda de la siguiente manera:
Yo como manzanas
Él compra naranjas
En la forma activa, como puede observarse, la acción verbal surge del sujeto. Es el sujeto el que realiza la acción.
En cambio, en la forma pasiva el sujeto es el que recibe la acción del verbo. Es, pues, el que la padece. Una oración pasiva quedará de la siguiente manera:
Las manzanas son comidas por mí
Las naranjas son compradas por él
La posición del sujeto es lo que diferencia una oración activa de una oración pasiva. Como en la vida real, nosotros podemos desencadenar una acción, pero también podemos padecerla. Es decir: una acción puede nacer o morir en nosotros. Ésa diferencia se traduce al lenguaje por medio de la voz del verbo: activa o pasiva.
En las oraciones pasivas, entonces, la potencia gramatical circula en el sentido opuesto al que estamos habituados. El sujeto es el que recibe la acción desencadenada por el complemento.
Normalmente, una oración pasiva puede convertirse en activa, y viceversa, incluso aunque la primera no disponga de complementos. Así, por ejemplo, si tenemos la oración pasiva “Las puertas fueron abiertas”, podemos crear una oración activa impersonal, como “Abrieron las puertas”, o podemos crear otro tipo de oración llamada pasiva refleja, que nos quedaría así: “Se abrieron las puertas”.
Las oraciones pasivas reflejas son una vuelta de tuerca más en la dirección en que transcurre la acción. Por ejemplo, si tenemos la oración “Los relojes baratos son vendidos muy bien”, podemos crear la refleja “Los relojes baratos se venden muy bien”, la cual, en español, suena mucho mejor.
Este tipo de oración se confunde muy a menudo con las oraciones reflexivas, pero hay una importante referencia. Cuando decimos, por ejemplo, que “Juan se peina”, el sujeto agente es explícito (Juan es peinado por Juan). En cambio, en las reflexivas no es así. “Los relojes baratos se venden bien” no explicita quién vende los relojes, sino tan sólo que “se venden”. Podríamos decir, en cualquier caso, que “los relojes baratos se venden muy bien por los fabricantes”, y ya habríamos incluido el sujeto agente, pero sonaría un tanto forzado. Las oraciones en pasiva refleja son bastante comunes (mucho más que las pasivas), pero no suelen incluir sujeto alguno.