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Los adjetivos adjuntos

Publicado por Pablo

adjadjuntos.jpgLos adjetivos son un tipo de palabra que puede emplearse para llevar a cabo muchos objetivos. Es por ello que cuentan con una gran riqueza interna, y por eso se les puede dividir y agrupar según muy diversos criterios. La posición que ocupan en la frase, y más específicamente, la forma en que se relacionan con el sustantivo al que hacen referencia, es la más prolija de estas agrupaciones. Dependiendo de esa posición los adjetivos pueden ser explicativos o especificativos, pero esa no es la única subdivisión posible cuando hablamos de su posición en la frase.

En realidad, dependiendo de esa posición podemos hablar de adjetivos adjuntos y de adjetivos atributivos. Veamos qué podemos decir de los primeros.

Para empezar, como tenemos por costumbre algunos ejemplos:

El próximo verano nos iremos de vacaciones

Hemos de bajarnos del tren en la siguiente estación

Juan se fue a vivir a un pueblo lejano

Una terrible sequía asola la región

A simple vista, los adjetivos usados en estos ejemplos (próximo, siguiente, lejano y terrible), no cargan con ninguna característica especial. Tan sólo tienen en común una cosa: todos guardan una posición adjunta al nombre, o lo que es lo mismo, no hay ninguna palabra entre el sustantivo y su adjetivo. Técnicamente hablando, y para complejizar la definición de forma que nos permita distinguir estos adjetivos de otros, diríamos que el adjetivo va unido al sustantivo de forma asindética, esto es, el hablante o escritor hace uso del asíndeton (una figura estilística que consiste en la eliminación de todo tipo de enlaces o nexos entre palabras).

Si nos fijamos, lo mismo que decimos en las frases puestas como ejemplo puede decirse por medio de enlaces: “Nuestras vacaciones veraniegas están próximas”, “Nuestra estación es la siguiente”, etcétera. Haciendo esto, convertiremos los adjetivos adjuntos en atributivos.

Pero de los adjetivos adjuntos, que parecen los más simples y obvios, se pueden decir algunas cosas más. Por ejemplo, resulta curioso que existan adjetivos que sólo puedan ir adjuntos, al menos cuando se relacionan con ciertas palabras. Por ejemplo, podemos decir “el libre albedrío”, pero sería raro que dijéramos “el albedrío libre”, y mucho más “el albedrío es libre”. Otro ejemplo: nadie diría “la láctea vía”, o “la vía está láctea”, sino que todos decimos “la vía láctea”, y a nadie se le ocurre cambiar el adjetivo “láctea” de sitio.

También hay adjetivos cuya posición cambia radicalmente el significado de una frase: no es lo mismo decir “un pobre hombre” que “un hombre pobre”, ni “un gran hombre” que “un hombre grande”.