Los adjetivos especificativos
Los adjetivos, como hemos ido explicando en otros artículos publicados en este mismo blog, están sujetas a variaciones diversas, que en ocasiones hacen referencia a su grado (positivo, comparativo y superlativo), y en otras a su posición o función dentro de la oración.
Si nos adentramos en esta última división, encontraremos que los adjetivos pueden ser de dos tipos distintos: explicativos, de los cuales ya hemos hablado, y especificativos, a los que vamos a dedicar este artículo.
Veamos primero, como solemos hacer, varios ejemplos de a qué nos referimos cuando hablamos de adjetivos especificativos:
Juan compró un coche elegante
Vanesa lleva un vestido largo
¡Muestra tu mano derecha!
El libro pequeño es bastante entretenido
El agua caliente es todo un lujo
¡Hace sol! Es un buen día para lavar la ropa sucia
En contraposición a los adjetivos explicativos, los especificativos acostumbran a posicionarse después del sustantivo al que hacen referencia, pero esa no es su única función, ni siquiera la principal. La principal función de un adjetivo especificativo es delimitar la extensión semántica del sustantivo al que acompaña, o lo que es lo mismo, identificarlo entre todas sus posibilidades.
Si nos fijamos en las frases anteriores puestas como ejemplo, nos daremos cuenta rápidamente de que si eliminamos los adjetivos, las oraciones pierden parte de su significado. Decimos que “Juan se compró un coche elegante”, o lo que es lo mismo, no optó por comprarse uno vulgar o feo. El vestido de Vanesa es largo, pero podría ser corto. Cuando damos la orden de “muestra tu mano”, hemos de añadir qué mano que veremos ver, pues pueden ser dos. “El libro pequeño es bastante entretenido”. “No así el grande”, podríamos añadir, “que es muy aburrido”. El lujo es el agua caliente, pero no la fría. Y cuando hace sol es el momento de lavar la ropa sucia, no otra.
En realidad, lo que estamos haciendo con todos estos ejemplos que a veces pueden parecer obvios, no es más que especificar a qué nos referimos.
Pero hay que tener cuidado a la hora de distinguir adjetivos especificativos y explicativos. La posición puede engañarnos. Veamos unos ejemplos:
Las colinas doradas
Un pequeño detalle
Un afectuoso saludo
El adjetivo “doradas”, aunque va pospuesto con respecto al nombre, es de tipo explicativo, puramente ornamental, puesto que las colinas no pueden ser doradas realmente, sólo como recurso poético.
Los otros dos ejemplos son adjetivos explicativos, aunque vayan antepuestos. Podemos decir “un gran detalle”, o “un tímido saludo”, y estaríamos cambiando radicalmente el significado de las mismas.