Pronombres enfáticos
En los últimos artículos que hemos estado publicando aquí, en La Guía de Lengua, hemos estudiado de forma larga y tendida la naturaleza y la función de los pronombres. Así, la definición que hemos aceptado para ellos es la siguiente: los pronombres son las palabras que actúan como núcleo sintagmático de un sintagma determinante. No es una definición con la que la mayoría de los hablantes de nuestra lengua estemos muy familiarizados, si hemos de ser sincero. En realidad, la razón por la que nos parece nueva e incluso extraña es que se trata de una definición relativamente reciente. Tradicionalmente, se había dicho que los pronombres eran las palabras que sustituían a los nombres, y esa es sin duda la forma más común de definirlos, aún hoy. Es hora sin embargo de reciclarla y adoptar la nueva; no por casualidad todos los lingüistas coinciden en que es más apropiada que la anterior.
En lugar de esa antigua idea de «sustitución», es preferible pensar que los pronombres «hacen referencia» a otros elementos. Para ello utilizan una propiedad que se conoce con el nombre de deíxis. Esta propiedad se puede explicar brevemente diciendo que un pronombre no puede aparecer en una oración a menos que cuente con un antecedente apropiado. ¿Y qué es un antecedente? Un elemento gramatical cuyo contenido semántico «toma prestado» el pronombre, ya que él carece de tal cosa.
El antecedente no tiene por qué aparecer sintácticamente en la oración. Puede hacerlo y en ese caso se le llama «antecedente sintáctico». O puede no hacerlo, y en ese otro caso lo llamaríamos «antecedente discursivo».
Naturalmente no todos los pronombres son iguales. Como el lector se podrá imaginar, existen modelos diferentes que actúan de maneras diversas. Hoy vamos a hacernos eco de una variación fundamental que afecta a algunos tipos de pronombres: se trata del valor enfático que pueden adoptar algunos de ellos.
Los pronombres enfáticos se llaman así porque enfatizan su valor -ya sea advervial, adjetival o pronominal- a través de la tilde. Se trata de palabras que rompen las reglas generales de la acentuación para marcar la diferencia entre cuando llevan tilde y cuando no la llevan.
Los pronombres enfáticos son los siguientes:
qué, quién, cuál, dónde, cómo, cuándo, cuánto, quiénes, cuáles, cuántos, cuán
Se trata generalmente de pronombres que cuando son enfáticos -o cuando llevan tilde- actúan como pronombres interrogativos o exclamativos, y cuando no lo son -o cuando no la llevan- se convierten en pronombres relativos.