El Lobo de mar de Jack London
Toda la literatura de Jack London está dominada por la aventura y en gran parte se basa en las vivencias del propio autor. El ejemplo más conocido es Colmillo Blanco, así como su exitoso La llamada de la selva. Sin embargo, de toda su producción, quizás el libro El Lobo de mar es el que más se aproxima a este personaje que fue realmente apasionante.
La obra publicó en 1904, cuando London era un autor de enorme éxito. De hecho, es uno de los primeros escritores de la historia que podemos decir que se hizo millonario escribiendo. Un hecho realmente sorprendente teniendo en cuenta el espíritu aventurero del autor y su azarosa vida.
Él provenía de una familia pobre de San Francisco y pronto empezó a trabajar en un barco y en el puerto de esta ciudad californiana. Así como también pronto comenzó a beber, un vicio que ya no dejaría jamás. Pero todo eso lo alternaba con la lectura de Kipling o Washington Irving, literatos que hablan de viajes y aventuras.
A partir de ese momento tuvo infinidad de oficios, entre ellos de del cazador de focas que le inspiraría su obra El Lobo de mar. Antes de eso ya había sido buscador de oro, por ejemplo. Así como se había empapado de muchas lecturas, algunas de carácter político y filosófico. De hecho, se convirtió en un ferviente defensor de las ideas de izquierdas desde que leyera el Manifiesto Comunista de Karl Marx. O el personaje del capitán Wolf Larsen de El Lobo del mar busca hacer realidad la idea del superhombre de Niestzsche.
En realidad, bajo la apariencia de libros de aventuras, en sus obras se pueden rastrear las huellas del socialismo, y de sus planteamientos filosóficos. Algo muy curioso y complejo, propio de una personalidad realmente única. Ya que en Jack London se funden el aventurero marino, emprendedor, culto, ávido lector, trabajador, ganador de una verdadera fortuna, pero también fue un alcohólico. Toda su vida bebió muchísimo.
Además de su vida personal, es importante destacar que London fue un escritor prolífico, con más de 50 libros a su nombre. Su estilo de escritura, a menudo crudo y directo, reflejaba la dureza de las experiencias que vivió. Sin embargo, también era capaz de crear personajes complejos y emocionalmente ricos, como el capitán Wolf Larsen, que es a la vez un tirano despiadado y un pensador profundo, atormentado por su propia existencia.
London también fue un pionero en el uso de la ficción para explorar ideas políticas y filosóficas. En El Lobo de mar, por ejemplo, utiliza la figura del capitán Larsen para explorar las ideas de Nietzsche sobre el superhombre y la voluntad de poder. A través del personaje de Larsen, London cuestiona la moralidad de la sociedad y la naturaleza del poder y la autoridad.
De hecho esa adicción le llevaría al suicidio con tan solo 40 años de edad. Algo que hizo en su rancho que había llamado Wolf House (Casa del Lobo), una nueva alusión a la obra que aquí nos ocupa. La cual como todas las de London se lee de forma ágil, nos engancha desde el primer momento. Pero eso sí, si uno se apacigua en la lectura, tal y como decíamos se pueden descubrir las referencias de este autor, que ciertamente es mucho más complejo de lo que parece a primera vista.