Juliano el Apóstata, de Gore Vidal
Juliano el Apóstata es una novela histórica del escritor estadounidense Gore Vidal. Nacido en 1925, este prolífico autor se ha caracterizado tanto por la escritura de ensayos, marcados por un elocuente activismo político; como por la creación de novelas, entre las cuales ha destacado su talento para recrear épocas históricas pasadas, como hiciera en Creación, y en la propia Juliano el Apóstata.
Vidal no escoge por casualidad la figura de Juliano para recomponer la historia del decadente Imperio Romano del siglo IV. Antes bien lo contrario, la elección de este emperador está bien motivada por los problemas que aquel convulso siglo despertó, y que siguen hoy en día ocupando a historiadores y especialistas. Asimismo, esta época y este personaje permitieron a Vidal ocuparse largamente de sus temas preferidos, a saber: la relación entre sexo y Estado, el poder coercitivo de la religión –en este caso, la cristiana-, y la falsa independencia del individuo en las sociedades que están excesivamente centralizadas.
Como supondrá cualquier lector, la novela relata la vida del emperador Juliano. Y para ello Vidal combina diversas técnicas narrativas, como el relato autobiográfico y el género epistolar. Así vamos pasando por la educación, la juventud, y por último el reinado de Juliano. La técnica elegida, combinando diversos géneros que se entremezclan a lo largo de la novela, imbuye la lectura de una apasionada riqueza al ofrecer al lector diversos puntos de vista sobre los acontecimientos que se están narrando. Los autores de las cartas que, de vez en cuando, interrumpen la narración autobiográfica del propio emperador, mantienen casi siempre opiniones contrapuestas, de forma que el lector, mientras se divierte –pues algunas de ellas son sumamente brillantes-, entiende diferentes posturas acerca de la religión, el poder, el estado y la figura del propio Juliano. El ambiente corrupto y cerril de la corte de Milán, el bullir filosófico y decadencia –aun así, genial decadencia- cultural de la ciudad de Atenas –tan amada por Juliano-, el contraste entre las ciudades asiáticas y europeas del imperio, la administración de Antioquía, las disputas por alcanzar el poder en Oriente y Occidente, y por encima de todos, la lucha colosal por la primacía religiosa entre el cada vez más fuerte cristianismo, y el cada vez más débil paganismo, gran legado de la cultura helénica defendido a capa y espada por Juliano, y por sus amigos.
La novela, más allá del gusto que la figura de Juliano, y las ideas que éste defendía, hubieron de suponer como atractivo para Gore Vidal, demuestra en todos sus capítulos una extraordinaria base histórica, confirmada al final por una excelsa bibliografía de la época. Se convertirá en un disfrute para los amantes del género, y en un sugestivo modo de introducirse en las tramas y luchas que dominaron el siglo IV.