Territorio Comanche de Arturo Pérez Reverte
Hoy en día y desde hace ya bastantes años, Arturo Pérez Reverte es un reputado escritor de novelas e incluso académico de la Real Academia de la Lengua Española. Sin embargo, este autor no siempre se dedicó al mundo de la ficción, y comenzó su labor profesional como periodista, siendo durante más de dos décadas reportero de guerra.
De hecho, los primeros libros que publicó coincidieron con su labor periodística, no obstante aquel trabajo en el frente lo iba a abandonar definitivamente tras cubrir la Guerra de los Balcanes como reportero de Televisión Española. Un conflicto que ha sido el más sangriento que se ha dado en Europa a finales del siglo XX, y que para Pérez Reverte supuso un punto y final a su trabajo como periodista.
Y a modo de exorcizar todos los demonios de ese oficio y de aquella horrenda guerra en tierras de Bosnia, Croacia y Serbia escribió este relato breve de Territorio Comanche. Un título con el que se hace mención a una expresión del oficio para referirse a ese lugar donde el peligro acecha.
Es un libro en el que se mezclan sus recuerdos, su autobiografía y también la de su compañero camarógrafo José Luis Márquez, el cual tiene como obsesión, o más bien objetivo filmar la explosión de un puente. Es un libro en el que se denota el estado de ánimo del autor, ya descreído de su oficio, del periodismo, de muchos de sus compañeros, e incluso del ser humano. De hecho, lo escribió en 1994 en el mismo año que abandonó su trabajo para dedicarse por completo a la literatura.
Fue como un punto final en su trayectoria dentro de la “tribu” como se llama al colectivo de reporteros de guerra que van viajando por el mundo de conflicto en conflicto y siempre se van juntando, aunque de vez en cuando caiga alguno en combate (nunca mejor dicho). Es evidente que el libro lo usó Pérez Reverte como una catarsis personal, pero también como un particular ajuste de cuentas con ciertos personajes, a los que en muchos casos cita con nombres y apellidos reales, tanto para criticarlos como para alabarlos.
Y en general todo el libro está invadido por una visión pesimista del mundo, posiblemente lógica si lo escribe alguien que ha visto lo que ha visto durante décadas. Una visión pesimista que puede llevar al cinismo, lo cual posteriormente ha transmitido a otros libros, generalmente de temática histórico, como su serie best seller del Capitán Alatriste u otras obras ambientadas en el pasado como la Tabla de Flandes.
No obstante es curioso que en una de las pocas novelas que el autor ambienta en nuestros días vuelva a estar muy presente la guerra y el oficio de reportero. Hablamos de su novela El pintor de batallas, donde años después de abandonar ese oficio sigue reflexionando sobre ello, y aunque quizás no sea su libro más conocido, hay quien lo juzga uno de los más brillantes de su ya larga producción.